El Instituto de Higiene y Biotecnología del Instituto Hohenstein desarrolló este tejido en el marco de un proyecto más amplio. El prototipo ha sido fabricado con fibras de algodón combinadas con partículas de óxito de sílice. Sobre esta materia prima se ha aplicado una sustancia que actúa como dispensador de monóxido de nitrógeno –también denominado óxido nítrico-, que existe de forma natural en el cuerpo humano y que tiene varias funciones: vasodilatación, neurotransmisión molecular, efecto antibacteriano, etc. Un aspecto muy importante del desarrollo es que la liberación del óxido nítrico se realice en el área de aplicación porque su molécula tiene una vida muy corta. Entre sus usos previstos está la cirugía dental, prótesis, catéters, etc., que deben evitar a toda costa la adhesión de bacterias.