El juicio había quedado visto para sentencia el pasado 22 de junio, en una audiencia en la que Galliano pidió perdón por los hechos que se le reprochan, reconoció que se encontraba bajo el influjo de una mezcla de alcohol y pastillas y alegó no recordar con exactitud el altercado.

El diseñador británico está juzgado por sendos incidentes en octubre de 2010 y febrero de 2011 en un bar de la capital gala, que le costaron el despido de esa casa de moda y también la salida de la compañía que lleva su propio nombre. Por el primero de esos hechos ha sido condenado a 2.000 euros y a otros 4.000 por el segundo, en ambos casos exentos de pago si el acusado no reincide en un periodo de cinco años.

El juez añadió que Galliano deberá pagar a las tres víctimas de sus insultos un euro a cada una en concepto de daños e intereses, la misma cantidad que deberá desembolsar a las cinco asociaciones antirracistas que se constituyeron en el proceso como parte civil.

La Fiscalía había pedido por el delito por el que se le ha condenado un mínimo de 10.000 euros, de los hasta 22.500 euros y seis meses de cárcel que podrían haberle caído al gibraltareño.