Ifema sigue luchando por Momad, que depende de la salud del comercio de moda y de las ganas de comprar de los consumidores.

Llegamos al recinto ferial para visitar Momad en un vagón de metro de la línea 8, decorado con la Fórmula 1. Si se convierte en realidad, rodeará el recinto ferial de Ifema. Es una buena noticia, pero puede enturbiar el enfoque empresarial de la institución. Ya ahora parece más dedicada al entretenimiento que a los negocios. A medida que nos acercábamos a la Puerta Sur no vimos ninguna referencia a Momad, pero sí bastantes mensajes en esta línea: Para mí, Ifema Madrid es arte, es música y es vivir el momento.

Centrándonos ya en el salón, debemos señalar que, en general, los expositores estaban solo moderadamente satisfechos con los visitantes recibidos. Culpaban de ello al tiempo, a la anunciada huelga en Renfe y a las manifestaciones de los agricultores. Todo ello ha creado un ambiente que desincentiva la movilidad geográfica y que se añade a las modestas expectativas que los comerciantes tienen para el año 2024. «¿Quién va a venir a ver colecciones y hacer pedidos si no tiene claro que las va a vender?«

Tampoco faltaban algunos que echaban parte de la culpa al propio salón. Piensan que no promueve suficientemente sus ediciones. En el fondo, es un pez que se muerde la cola. Si las sucesivas ediciones tienen pocos expositores, el salón dispone de menos recursos para promocionarlas. Y esto, a su vez, genera, un menor interés en el sector de la moda, cada vez más dominado por las grandes cadenas. En todo caso, es de agradecer que Ifema haga esfuerzos para superar el bache. El sector español de la moda necesita un salón de moda y este es Momad. Ya llegarán tiempos mejores. Obviamente, además, la sinergia con MadridJoya, Bisutex e Intergift proporciona un gran movimiento de gente.

Stand de Anna Moda en Momad, junto al de la portuguesa Scusi.
Stand de Anna Moda, junto al de la portuguesa Scusi.

Momad, en el pabellón 8 de Ifema

Como de costumbre, el pabellón 8, sede de Momad, estaba muy bien puesto en torno a un eje central donde estaban ubicadas las marcas más importantes. En la zona derecha, en la primera parte del pabellón, estaba el área dedicada a agentes y showrooms. Y al fondo de todo, los stands de moda más ligera, de importación, y los stands de algunas empresas chinas e indias. A la derecha de todo esto estaba el recinto de la pasarela.

El responsable del stand de Zhejian Jiaxin Silk -como ya hemos experimentado otras veces, tanto en Momad como en otros salones europeos de moda- lamentaba recibir solo la visita de detallistas independientes, a los que no pueden servir. De hecho, esperaban solo la visita de grandes marcas, importadores, mayoristas, etc. que pueden hacer pedidos importantes. «Con todo respeto para ellas, nosotros no podemos servir mercancía en pequeñas cantidades a este tipo de tiendas».

La empresa india Harman International, de Delhi, trabaja sobre todo con algodón y con rayón. Su objetivo en Momad era sobre todo encontrar la manera de disponer de una fábrica en Madrid que pudiese proveer a sus clientes españoles y quizá de otros países europeos.

Más expositores de otros países

Sentimiento parecido albergaban otros de los numerosos expositores no españoles. Es el caso de Antica Sartoria, de Nápoles, pero con sede oficial en Milán. «Antes del Covid –nos comentó Giacomo Cinque– habíamos expuesto algunas veces en Momad, pero ahora ya no», nos explicaron. «Nos interesa sobre todo el contacto con mayoristas».

También la italiana Bamboo Wear, una marca que ofrece prendas y accesorios accesibles y que está buscando nuevos clientes. Trabaja con bambú, que trata con enzimas naturales, porque la sostenibilidad de este material depende del tratamiento que se le dé en cada caso.

Momad contó con una buena participación de empresas portuguesas, como Scusi o Scripta. Esta última consideraba que «esta era una edición floja, que responde al tono vital que -según ella- va bajando. La culpa la tiene sobre todo el comercio de moda, que tiene unas perspectivas malas este año. Así ni expositores ni visitantes tienen una motivación suficiente para acudir al salón».

Faride es otra marca extranjera, en este caso colombiana. Tiene un toque sostenible y romántico. Usa casi exclusivamente tejidos de lino y produce en Colombia. Ya tiene distribución en España.

También vimos bastantes marcas ibicencas o que, por lo menos, ofrecían colecciones de estilo ibicenco.

En la zona de conexión entre el pabellón 8 y el 6, por lo tanto al lado de Momad, estuvo situado el espacio del CSDMM, con algunos modelos de sus alumnos. También, el de Guadarte.

Desfile de los alumnos del CSDMM en Momad.
Desfile de los alumnos del CSDMM.

Abundaron asimismo marcas canarias. Una de ellas fue Daria Bae, perteneciente al grupo Moda Cálida de Gran Canaria. Produce prendas de baño, sobre todo con nylon y poliamida recicladas, procedentes de Italia, y con Econyl, que garantiza la trazabilidad de los tejidos. Ahora está gestionando la creación de una fábrica en Barcelona para que su producción nazca en territorio de la UE. «Los envíos y los trámites de aduana desde Canarias son caros y engorrosos».

Moclan + Kaus Studio

Estas dos marcas eran las ganadoras del concurso Momad Talents, promovido por el propio salón y por ISEM entre un grupo de medio centenar de candidatos. Lo que enseñaban en el stand, que era un obsequio del salón, era realmente atractivo.

El artículo clave de Moclan -ubicada en San Sebastián y primer premio del concurso- son los bolsos sostenibles fabricados en España a base de neopreno reciclado y otros materiales veganos. Su target son las consumidoras de 30 a 45 años a través de boutiques monomarca de nivel medio y alto. Son bolsos de precio elevado, pero que deben destacar -sobre todo, por sus coloridos- allí donde los luzca una consumidora.

Bolso de neopreno reciclado, de Moclan.

Kaus Studio, por su parte, ha sido la segunda clasificada del concurso. Es una iniciativa de dos amigas, una colombiana y una turca. Producen prendas femeninas con tejidos dead stock -se llaman así los restos existentes en muchos fabricantes y almacenes-, sobre todo de lino, algodón, cupro y viscosa. Hacen solo tiradas limitadas y siempre con estampados propios. Venden sobre todo a través de mayoristas y en tiendas multimarca.

Pablo, de Pablo y Mayaya

Redescubrimos a Pablo y Mayaya y sus creaciones para la cabeza, gracias a un poster puesto a la entrada del pabellón 8 por Castilla y León que relacionaba todos los expositores de la región que estaban en Momad. El propio Pablo se alegró de que hubiésemos conectado de nuevo con la marca.

«Venimos a Momad ahora, por primera vez desde hace tiempo, porque necesitamos renovar y ampliar nuestra clientela. Entre los habituales de hace tiempo ya hay quien se ha jubilado o ha cerrado el negocio. Necesitamos renovar la clientela. En cuanto a producto mantenemos nuestro enfoque tradicional. Hacemos un producto de gama muy alta, que solo encaja de boutiques de moda, que son nuestros mejores clientes«.

«Rehuimos los clientes grandes -tipo Zara- que nos han hecho propuestas de vez en cuando, pero que a la larga son peligrosos porque pueden hacer pedidos muy grandes y acabas dependiendo de ellos. Lo mismo digo de Pronovias. Hemos colaborado con este grupo para desfiles o para la inauguración de la tienda de Nueva York, pero no para suministrarles sombreros en grandes cantidades».

Expositores de calzado

Charlamos también con algunos expositores de calzado. En general, consideran que Momad ha perdido casi por completo este sector, porque sus profesionales acuden mayoritariamente a Micam, como expositores o visitantes. «Ifema ha dejado perder este segmento de producto, tanto en moda como en calzado, pero quizá más en calzado donde existe un salón -Micam- con gran capacidad de convocatoria, que domina complemente el mercado», han comentado algunos de estos expositores.

«Antes era un salón más italiano; hoy es un salón internacional, al que acuden expositores y compradores de todo el mundo, No creo que la situación de Momad responda a la crisis del comercio de moda o de calzado. Ifema no ha valorado lo que tenía, especialmente antes del Covid, y no ha luchado suficientemente para mantenerlo».

Pinker Moda

12.02.2024