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Prioridades del Pulse of the Fashion Industry para 2018


25/05/2018

La Global Fashion Agenda publicó el año pasado su primer Pulse of the Fashion Industry, que alertaba sobre la urgencia de dar más pasos hacia la sostenibilidad medioambiental, social y ética del sector textil/confección. Ahora ha publicado ya su Agenda para 2018

25.05.2018.-Hace ya un año, la Global Fashion Agenda –con la colaboración del Boston Consulting Group– publicó por primera vez el informe titulado Pulse of the Fashion Industry 2017. Una de sus principales conclusiones es que la mayoría de los profesionales del sector textil/moda reconoce la importancia de la sostenibilidad, pero solo la mitad ha adoptado decisiones en esta dirección o tenía pensado hacerlo. En los meses siguientes se dirigió al sector para intentar entender por qué sucedía esto. Las explicaciones más usuales fueron de este tipo: reconocemos la necesidad de actuar, pero estamos asustados ante la magnitud y la complejidad del reto. En otras palabras, necesitaban ayuda.

El Pulse Score es un instrumento para medir la sostenibilidad del sector textil/moda a través del análisis cuantitativo de varias áreas clave. De hecho, combina los análisis cuantitativos del Higg Index con el input de directivos del sector. Debido a su diseño, es imposible que ninguna empresa o país alcance un 100%. Actualmente, el sector alcanza un resultado de solo 32, manifiestamente mejorable.

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Pulse of the Fashion Industry 2017

Resumimos primero el informe de 2017, que resume el estado de la cuestión y que ha servido recientemente como instrumento de trabajo para la Copenhaguen Fashion Summit, celebrado a mediados de mayo en Copenhague.

El sector textil/moda tiene ahora la oportunidad de actuar de forma distinta a la que ha utilizado hasta ahora. Una parte esencial de ella es la constatación de que urge preocuparse por mejorar su actitud en sus aspectos medioambientales, sociales y éticos.

En la década anterior, el sector hizo ya progresos en sostenibilidad pero para mantener su trayectoria debe preocuparse ahora especialmente por su huella medioambiental y social. El sector usa demasiados recursos y las condiciones sociales de muchas empresas están todavía lejos de los estándares propuestos por Naciones Unidas para garantizar un desarrollo sostenible.

Mejorando sus prácticas, el sector puede reducir su impacto negativo y generar valor para la sociedad, al mismo tiempo que garantiza la supervivencia de sus beneficios a largo plazo. Creemos que tiene la oportunidad de crear un valor adicional de 160 billones de dólares antes de 2030.

Actualmente el pulso medioambiental y social de la moda es todavía débil. El Pulse Score (o índice de cumplimiento medioambiental), recientemente implementado, indica que llega solo a un 32 sobre una escala de 100. Para crear una realidad diferente, las empresas necesitan hacer algo más que mejorar lo que ya están haciendo. El sector necesita dar un salto cualitativo, que probablemente será disruptivo.

La sostenibilidad puede generar 160 billones de euros anuales

A la vista de las tendencias mundiales del PIB y del crecimiento de la población, la Global Fashion Agenda espera que el consumo de moda (incluido calzado) pase de los 62 millones de toneladas actuales a 102 millones en 2030. Este crecimiento llevará todavía más al límite al sector en lo referente a consumo de energía, agua y químicos, y a creación de residuos. Si partimos de ese aumento, el consumo de agua del sector crecería un 50%; el de consumo energético, un 63%; y el de residuos, un 62%. Si el sector consiguiese mantener el crecimiento previsto sin empeorar su huella social y medioambiental, podría generar un volumen de 160 billones de euros para la economía global.

Agua. Es un recurso básico para el cultivo de las fibras naturales y para el procesamiento de los tejidos. Hasta 2030 su uso crecería un 50%. Si el sector innova, mejora sus prácticas y mantiene constante su consumo de agua, generaría un ahorro de 32 billones de euros, que forman parte de los 160 mencionados.

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Energía. El gasto más importante se realiza en el proceso manufacturero textil y confeccionista. Si las emisiones fuesen constantes en lugar de aumentar un 63%, el ahorro sería de 67 billones de euros.

Químicos. Son más difíciles de controlar y de valorar. Incluyen fertilizantes, pesticidas, pigmentos y agentes necesarios, sobre todo para el proceso y el acabado textil. . Si pensamos en los daños a la salud que producen, su sustitución por productos más avanzados y seguros podría ahorrar otros 7 billones.

Residuos. Se trata de una enorme oportunidad poco visible hasta ahora. Si mantenemos las prácticas habituales, crecerán un 62% hasta 2030 porque solo el 20% de las prendas usadas son recicladas. Incluso manteniendo un sistema lineal de producción, el sector podría ahorrar hasta 4 billones de euros manteniendo constante el volumen actual de residuos no tratados. Se podría conseguir mucho más con un sistema circular.

Salarios. Los salarios constituyen un tema en el que se puede actuar ya. En muchos países confeccionistas los trabajadores no reciben ni el salario mínimo legal. La ILO considera que los salarios deberían estar por lo menos un 20% por encima de lo legalmente exigido. Si el sector consiguiese mantener constante la cifra de trabajadores pagados en razón de ese porcentaje podría generar un ahorro de 5 billones a través del aumento del consumo privado.

Salud y seguridad en el puesto de trabajo. Este apartado ofrece también grandes oportunidades, aunque hasta ahora ya se han mejorado bastante las condiciones de trabajo. A pesar de eso, el número de accidentes de trabajo puede aumentar un 15% hasta 2030. La reducción sustancial de esa cifra podría suponer un ahorro global de 32 billones anuales.

Compromiso con la comunidad local. A menudo se pasa por alto, pero cada euro invertido por las empresas en iniciativas comunitarias tiene un retorno importante. Si el sector aumentase su inversión en este terreno –que supone solo el 2% del valor de las ventas- hasta el 7%, que es el porcentaje aconsejado por la ONU a los gobiernos de los países desarrollados, la sociedad ganaría 14 billones anuales.

Además de generar valor para la economía mundial, estas mejoras reducirían la exposición del sector al aumento de precios provocado por la escasez de materias primas y de los recursos humanos. Las proyecciones de coste afirman que si las empresas no adoptan medidas, su nivel de beneficios estará comprometido por el aumento de costes.

La sostenibilidad va por barrios

Hoy en día, la sostenibilidad no es un añadido que solo pueden afrontar las marcas de lujo. La fast fashion no supone necesariamente una amenaza para el medio ambiente. En generla, las marcas habituales en los centros comerciales de las ciudades, alcanzan resultados bastante buenos, igual que las empresas más conocidas por su espíritu sostenible. En cambio, las pymes, que suponen más de la mitad del sector, obtienen resultados bastante pobres.

Un análisis geográfico indica que las marcas europeas obtienen mejores resultados que sus competidores estadounidenses, que en cambio tienen mejores resultados en su balance social. Por otro lado, las empresas familiares obtienen mejores resultados que las que deben rendir cuentas a sus accionistas.

Analizando la cadena de valor del sector, su parte más alta y más baja son las que necesitan más mejoras. El sector de materias primas obtiene solo un 17; el del diseño, un 22; y el final de la vida de un producto baja hasta el 9. Las etapas intermedias de la cadena obtienen mejores resultados aunque hay grandes diferencias entre las empresas.

En general, se nota que los temas que generan un mayor impacto social obtienen mejores resultados: por ejemplo, la salud y la seguridad, que están siempre bajo la lupa de los legisladores y de los medios de comunicación. Los productos químicos, también muy visibles, alcanzan un 37, debido a la estricta regulación que deben cumplir. La gestión del agua y la de los residuos alcanzan solo un 20. Allí donde existe ya tecnología para mejorar las cosas la situación es mejor, aunque se detectan grandes diferencias entre las empresas, según hayan adoptado o no esas tecnologías.

Se necesitan acciones más allá de las que puedan emprender las empresas aisladas. Para alcanzar resultados significativos, el sector debe realizar un esfuerzo colectivo.

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 The Landscape for Change

El informe de 2017 señala también los dos tipos de pasos que debe realizar el sector:

  • El primero supone acciones concretas y pragmáticas, que ya son viables económicamente y que ya están siendo adoptadas por empresas líderes en sostenibilidad.
  • El segundo consiste en dar dos saltos: uno hacia la innovación y otro hacia la colaboración.

Indica también los objetivos por los que debemos trabajar:

Medio ambiente

  • Reciclaje sin pérdida de valor: una prenda reciclada por cada una producida.
  • Uso de una combinación de materiales sostenibles: uso exclusivo de fibras 100% sostenibles.
  • Reducción de la huella energética, con neutralización de las emisiones de carbono.
  • Optimización del uso de agua y químicos. Prohibición del uso de químicos peligrosos y de la polución del agua.
  • Producir solo lo que demande el mercado para evitar la sobreproducción.

Sociedad

  • Reequilibrio de la economía de las empresas. Salario justo y formación a todos los trabajadores.
  • Cuidado de la higiene y de la seguridad en el puesto de trabajo.
  • Defensa de los derechos humanos.

Objetivos globales

  • Transparencia y trazabilidad, incluso para todos los proveedores.
  • Compromiso del consumidor final.
  • Implantación de nuevos modelos de negocio y uso de todos los productos fabricados.

Papel de legisladores y consumidores

La adopción de todas estas medidas será un camino largo pero, si no vamos en esa dirección, las empresas disminuirán sus beneficios porque tendrán mayores costes. La experiencia demuestra que la mejora del impacto social y medioambiental de una empresa no produce un detrimento de beneficios.

Los legisladores también deben jugar un papel importante. Hasta ahora el sector ha estado sometido a pocas limitaciones legales. Si la opinión pública y los legisladores actúan, las empresas pueden encontrarse con un panorama muy distinto a corto plazo.

También tienen un papel importante los consumidores, que ya son bastante sensibles a los problemas medioambientales y éticos del sector. Las marcas inteligentes deberían asociarse con ellos para impulsar el uso de mejores prácticas y mayor transparencia en la cadena. A través de la educación, la información y los posibles incentivos, los consumidores pueden ir cambiando sus hábitos y reducir su propia huella.

Agenda para 2018

Los expertos de la Global Fashion Agenda han definido, junto con otras voces autorizadas, las principales prioridades del sector en cuanto a la sostenibilidad para el año en curso. El resultado ha sido la Agenda 2018, que es también objeto del Pulse of the Fashion Industry 2018, que sirvió de guía a la Copenhagen Fashion Summit 2018, que acaba de celebrarse en la capital danesa el 15 y 16 de mayo.

Esta Agenda proporciona una guía para priorizar algunos aspectos de la sostenibilidad, que deberían estar a la cabeza de las agendas de los responsables de las empresas.

Tres prioridades esenciales:

  1. Asegurar la trazabilidad de la cadena de suministro, también en los subcontratistas de segundo y tercer nivel.
  2. Implementar programas concretos para mejorar la eficiencia en el uso de agua, energía y químicos.
  3. Mantener los estándares para que el entorno laboral sea seguro y respetuoso con los derechos humanos.

Cuatro prioridades del proceso de transformación del sector:

  1. Usar una mezcla de materias primas sostenibles, reduciendo los efectos negativos de las fibras ya existentes y desarrollando otras más sostenibles.
  2. Utilizar un sistema circular. Crear productos y sistemas de reciclaje que permitan la reutilización de materiales ya usados (post-consumer-waste).
  3. Promover e implementar mejores sistemas salariales.
  4. Abrazar las oportunidades de digitalización de la cadena y trabajar con marcas, fabricantes y gobiernos para prepararse para el impacto disruptivo de la cuarta revolución industrial y la transición hacia ella de su mano de obra.

+ Info: www.globalfashionagenda.com y www.bcg.com