Margarita Freire explica que este año sentía que su colección tenía que llamarse Quejío. “Es el momento que estoy viviendo ahora mismo”, asegura. “Es una palabra muy nuestra, llena de expresión y sentimiento y con mucha fuerza. Los nombres de mis colecciones siempre van acorde con mis momentos personales que siguen siendo la fuerza, la pasión y las ganas de vivir. Estoy segura que esta colección va a entrar incluso con más fuerza que la del año pasado”.“Como en todas mis colecciones anteriores sigo basándome en mi sentir, me inspiro en mí misma, en mi manera de ver las cosas, en mi forma de trabajar, de vivir, de sentir. Soy muy visceral”, afirma.La diseñadora sevillana nos explica que la colección que veremos en SIMOF mantiene el vuelo, la alternancia de talles y mucha manga larga, que asegura encontrar “muy elegante”. Incorpora camisería, chaquetillas y toreras, además de sumar los trajes de corto, “muy apropiados para la feria de día”, apunta Freire.La novedad de esta colección son las geometrías en los volantes. Y continúa apostando por las formas que marcan la silueta y que hagan que la mujer se sienta sensual y a la vez elegante. “Busco siempre la justa medida para cada traje, no por llevar más, ni ser más aparatosos son más bonitos. Mis trajes, ante todo, son muy femeninos, y siempre procuro buscar el equilibrio en ellos”, explica.En cuanto a las texturas, la diseñadora subraya que sigue en su línea de ir hacia un traje de flamenca menos convencional. Utiliza algodones, chantillys, dupiones bordados y al trapo, piqués, sedas naturales y shantungs de seda. “En definitiva, tejidos nobles y con fuerza”, afirma. “Sigo apostando por una flamenca sensual, que entre por el Real de la feria pisando fuerte, sigo apostando por una flamenca con glamour, así que no puede faltar nunca el toque de fiesta”.Y en el color, apuesta por los tonos maquillaje y empolvados, y muy especialmente, los colores pastel, algo de azul marino y el burdeos, sin olvidarse de los clásicos, rojo, verde, blanco y el negro, que Freire considera su color fetiche.Por último, los complementos, que mantiene en gran tamaño. “Cada traje lleva su complemento personalizado. Su flor a juego, que este año es muy especial, sus peinecillas, pendientes, collares, pulseras, todo supervisado por mí. Y como no, mis bolsos, que para mí son imprescindibles, no puede ir ningún traje de Margarita Freire sin su bolso a juego, siempre cuido mucho los detalles y las terminaciones de mis trajes”, explica la diseñadora.En sus colecciones tampoco faltan los mantones y mantoncillos, piezas que considera impotrantísimas del traje de flamenca. Y en los pies, un buen tacón, “para estilizar más aún la figura femenina… antes muerta que sencilla diría yo”, asegura.