Autobiografía de Girbaud
François Girbaud, junto a Marithé, tras el desfile de moda masculina, en Milán |
En el libro repasa desde sus orígenes en la Francia de provincias hasta su conquista del mercado global con su moda tejana, todo ello con un tono muy desenfadado, hippie y casi teatral. El título destaca por encima de todo el afán investigador de Girbaud que, poco después de su traslado a París, comienza a experimentar con el delavado de los tejidos, que le consigue sus primeros triunfos, igual que la importación de moda tejana estadounidense: “lo que nos mueve, afirma, es el amor del trabajo bien hecho, a la belleza de la mercancía”.Más tarde, comienza a experimentar con los lavados a la piedra, con nuevos materiales y (siempre) con nuevos cortes y formas de las prendas. “Lo que resulta más peligroso en la moda es su aspecto efímero, afirma en la última parte del libro. Pero al mismo tiempo está muy bien poder cambiar (…) Hay que estar en la avanzadilla del progreso, pero el uso de las posibilidades técnicas existentes no autoriza a caer en la temporalidad sujeta al dictado de creadores iluminados. La mejor creación es la que sufre el máximo de limitaciones (…) El tejido no aparece sólo, por un milagro del Espíritu Santo. Desgraciadamente no hay muchos verdaderos creadores textiles en nuestro sector”.