Si hay una generación que abre y cierra constantemente la caja registradora de las principales tiendas de moda de España en estos momentos, esa es la millennial. No conocemos a ningún retailer de la moda que no tenga a esta generación de consumidores en su moodboard.

3.07.2017.- Poniendo datos estadísticos sobre la mesa: según un estudio realizado por la compañía Oferita, el perfil del consumidor del sector de moda es mayoritariamente femenino, con edades comprendidas entre los 26 y 45 años, y vive en familia.  Pero, ¡cuidado! Son consumidores impacientes, hiperconectados, exigentes, individualistas y no tienen pelos en la lengua. Así que un pequeño error sin argumento puede acabar en una mala experiencia. Para los Millennials, las experiencias digitales negativas en línea y móvil tienen un impacto negativo mucho mayor que sobre otros grupos de edad.

Para seducirlos, lo mejor es invertir en el Customer Journey, que empieza en el momento de la reflexión y nunca acaba cuando el consumidor sale de la tienda. Si además de seducirlos, la marca de moda consigue hacerle sentir parte de la empresa, chapó. Integrar a estos nativos digitales que han crecido en los años de la crisis económica en la campaña de marketing de una marca de moda es inteligente, porque ellos son los amos de la “viralidad” en las redes sociales y, con ellos, las ventas de una marca de moda pueden subir hasta alcanzar números inimaginables.

Compañías jóvenes de moda, como Pompeii, Hawkers o Mr. Boho, los conocen bien y saben darle lo que piden. Por eso, estas marcas frescas se han hecho un hueco en el duro escenario del negocio de la moda española e incluso participan ya como ponentes en congresos de moda en los que, dicen, compartir su fórmula del éxito. Ya no importa lo pequeño o grande que sea un negocio, lo que importa es cuántos followers tienen sus clientes y cómo la empresa puede seducirlos para que “suban” una foto de una de sus prendas a su perfil de Instagram.

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Transparencia, libertad y, sobre todo, rapidez

El nuevo consumidor de la moda valora extremadamente la verdad y la honestidad de las marcas , pero también es narcisista y mira cada céntimo que se gasta. El Value for Money (o lo que es lo mismo, la relación calidad-precio), es el pan suyo de cada día. No le gusta que le agobien, a no ser que así lo haya pedido. Y es un consumidor muy difícil de convencer. Sólo si le damos lo que pide y no le fallamos, se quedará con nuestra marca. Si un millennial está convencido de la calidad que tiene cierto producto o servicio, se casará con este y no solo eso, sin oque será su principal embajador. El 60% de los millennials asegura que es leal a las marcas que compra actualmente.

Pero atención, porque ante todo, a este consumidor lo que le gusta es tener una buena experiencia con la marca a través de su móvil. Y en este sentido, no tiene mucho tiempo. Es decir, el tiempo de máxima atención de un millennial cuando lee un contenido es de cinco segundos. En esos cinco segundos hay que darle el mensaje completo. Después de 18 segundos, habrá perdido la atención. Por eso, esta generación aprende y compra de forma visual y se comunica a través de mensajes cortos (Whatsapp). No tiene tiempo para una llamada telefónica.

Los Z ya están aquí

Además de estos consumidores, hay otros, los de la generación Z – nacidos entre 1994 y 2009-, que las marcas de moda deben tener ya en mente. Por lo que dicen los expertos, los primeros nativos auténticamente digitales no tardan más de cinco minutos en cambiar de contenido, por lo que su seducción es mucho más difícil.

La tecnología es su ecosistema natural: aprenden con YouTube, los tutoriales son una herramienta fundamental de su día a día, y reclaman libros publicados recientemente. Han crecido con la tablet, el smartphone y un entorno donde se usaba de forma masiva WhatsApp. Con los millennials comparten algunos rasgos, como un masivo uso de la tecnología, unos bajos niveles de fidelidad corporativa y la búsqueda de proyectos laborales y vitales que encajen con sus valores. Pero los Z van más allá, y son más inconformistas e irreverentes; unos trabajadores más creativos y emprendedores; y unos consumidores más empoderados, marquistas y concienciados.

En las redes consumen productos y servicios, pero consumen también a través de estos mismos medios todo tipo de informaciones, opiniones y consejos, que les ayudan a crear sus propias opiniones.

Para los que quieran estar preparados, los Z suelen adquirir marcas por gusto o si confían en ellas y no les importa tanto la calidad como el hecho de que le ofrezcan un producto a su gusto con un precio asequible.

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