La COP27 ha terminado sin avances, casi con retrocesos
La COP27 no ha querido eliminar la energía procedente de recursos fósiles, pero ha aceptado la creación de un fondo de emergencia
21.11.2022.- Este pasado domingo –dos días después de lo inicialmente previsto- ha terminado la COP27 con un sabor peor que agridulce, con un tono lúgubre han dicho algunos observadores. Los reunidos no han conseguido cuadrar el círculo de intereses divergentes y contradictorios existentes. También es verdad que no ha echado para atrás los objetivos establecidos en la COP26 de Glasgow, pero tampoco han concreto los medios para alcanzarlos.
Tal ha sido el panorama que incluso los representantes de la Unión Europea se han mostrado decepcionados por la Cumbre y por el acuerdo alcanzado, y han estado a punto de abandonarla en varios momentos.
En síntesis, la humanidad –Gobiernos y ciudadanos- tiene dificultades para asumir los enormes costes de la lucha contra el cambio climático. Falta voluntad por parte de muchos políticos, empresarios y consumidores. Basta ver la evolución de la situación en el sector textil/moda. Hay abundantes avances tecnológicos –que reflejamos habitualmente en Pinker Moda-, pero el grueso del sector no cambia, porque tampoco lo hacen los consumidores. Solo hay que ver el éxito de Shein.
No hay que olvidar el sentimiento general de que a lo mejor los beneficiados de las medidas que se puedan tomar en el futuro acabarán siendo las grandes corporaciones y los grandes países, en detrimento del resto de gobiernos y consumidores. Nadie parece dispuesto a facilitarles los negocios.
Por otro lado-, hay que anotar el escaso interés que la prensa ha tenido por este evento, quizá por la cercanía del Mundial de Qatar. Y la falta casi absoluta de acciones populares durante su transcurso debido a su celebración en Sharm El Sheiq, que es casi un seguro contra los activistas.
Sin limitaciones reales a la energía fósiles
En concreto, la Cumbre no ha conseguido establecer limitaciones relevantes al uso de las energías procedentes de materiales fósiles, pero mantiene (teóricamente) la meta del 1,5 para el aumento de las emisiones.
Solo hay una mención –netamente voluntarista- a promover una energía de bajas emisiones, que pretende justificar el desarrollo de nuevos combustibles fósiles en lugar de hablar de su reducción gradual, en contra del criterio científico y de lo que defiende la propia Agencia Internacional de la Energía.
De hecho, el acuerdo final no obliga a aumentar los compromisos nacionales para reducir las emisiones de GEI (gases con efecto invernadero). Se limita a un ambiguo llamamiento a revisarlos y fortalecerlos antes de la próxima cumbre.
En la práctica, los científicos aseguran que al paso que vamos nos acercaremos a los 2,5 en 2030, en lugar del deseable 1,5.
Reconocimiento (teórico) de los daños
Donde sí ha habido un tímido avance ha sido en el reconocimiento de los daños que el cambio climático está ocasionando en muchas zonas del mundo. El pago de compensaciones a las zonas más afectadas, sin embargo, por ahora es mucho más teórico que real. La Cumbre no ha llegado a concretar su pago: ¿quién las recibe? ¿Quién las financia? Todo eso queda relegado para un próximo futuro, totalmente indeterminado.
Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, ha aplaudido el acuerdo alcanzado en este terreno. Lo ha calificado como un paso importante hacia la justicia. Claramente, no será suficiente, pero al menos es una señal política muy necesaria para reconstruir la confianza rota, en referencia a las anteriores promesas de los países desarrollados de movilizar financiación climática para las naciones en desarrollo. También ha insistido en que el mundo debe romper con la adicción a los combustibles fósiles porque el acuerdo alcanzado es totalmente insuficiente.
Obviamente, no podemos hablar en absoluto de consecuencias de la COP27 para el sector textil/moda, porque no las hay prácticamente para nadie. Queda, sin embargo, el cambio de modelo –del lineal al circular- por parte de empresas y consumidores, que no es poco.
La próxima Cumbre del Clima (COP28) se celebrará el año próximo en Emiratos Árabes, un país no especialmente predeterminado para abogar en contra del petróleo.
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