Ayer París puso el punto final a una semana de desfiles en la que ha mandado la sobriedad. De cara al próximo otoño-invierno las marcas apuestan a lo seguro: materiales de calidad para prendas funcionales y de fondo de armario. El lujo no es ajeno a la crisis y esta temporada las excentricidades no valen.De estos últimos días, uno de los desfiles que ha despertado mayor interés ha sido el de John Galliano, que si bien se contuvo en su colección para Dior, en su apuesta personal ha recreado sobre la pasarela una Rusia idealizada, fría y mágica, de campesinas y zíngaras. Aires de cuento (sucedió en un tiempo muy muy muy lejano), en una colección en la que recupera el guardainfante y piezas tradicionales para construir un mundo de fantasía.Louis Vuitton también fue de los pocos en mostrar el esplendor del lujo con una colección que recupera todo el chic de París. Bajo su habitual carpa, esta vez más pequeña que en otras ediciones (la crisis se nota) en el patio del Museo del Louvre, Marc Jacobs presentó para la casa francesa una evolución del lujo clásico francés, donde predomina el negro, sólo matizado por intensísimos azul o amarillo, y el juego de volúmenes en faldas cortísimas, hombros sobre dimensionados y puños en globo.El espíritu de Amelia Earhart, la primera mujer que atravesó el Atlántico pilotando un avión, sobrevoló la pasarela de París de la mano de Jean Paul Gaultier para Hermès. Propone una colección sobria y de tinte masculino, en la que la piel es protagonista.Por último, destacar Kenzo. Antonio Marras ha sofisticado todavía más el puente oriente-occidente con una colección de apuntes nepalíes y aires británicos, de intrépida aventurera. Abundan los acabados en peletería y las estructuras acolchadas, el punto y el paño de lana, y la seda en suntuosos vestidos. Las referencias folk son constantes en estampados y pequeños detalles.

John Galliano
Hermès
Louis Vuitton
Kenzo