Domenico Sole y Stefano Gabbana

Así lo explica hoy la edición digital de WWD, que se hace eco del último anuncio no exento de polémica del dueto italiano, muy crítico con el devenir de la industria. Primero denunciaron que el espectáculo de la pasarela era un circo (aunque siguen participando con sus dos líneas), después criticaron los tiempos de la industria, que coloca en los escaparates de julio abrigos y vestidos de tirantes en los de febrero, y afirmaron que abandonarían las pre temporadas, y ahora se desmarcan con su compromiso de bajar los precios.La propuesta parece ser que empezaría en la próxima temporada p-v´10, se presenta con voluntad de continuar y se aplicaría en las dos líneas, Dolce&Gabbana y D&G.“Esta crisis tiene dos aspectos clave: es internacional y social. Lo primero que dice la gente estos días cuando entra a la tienda es “Bonito, ¿pero cuánto vale?”, asegura Gabbana. En este momento de incertidumbre, la gente gasta más a gusto en viajes o spas que en ropa. Nosotros queremos trabajar para este cliente final”.Para hacernos una idea, con el descenso de precios que quieren aplicar, encontramos que unos tejanos de cinco bolsillos para la primavera de 2010 constarán 450 dólares, mientras que este año cuestan 695 dólares, un vestido costaría 1.469 dólares, cuando su precio actual es de 2.295 dólares.Optimizar la cadenaPara obtener estos nuevos precios, Dolce & Gabbana explican en WWD que han hablado con proveedores y fabricantes para optimizar su cadena de aprovisionamiento. Por otro lado, la selección habitual de los diseñadores de cientos de tejidos se ha quedado en unas docenas, que se servirán en una amplio abanico de colores, al mismo tiempo que simplificarán las construcciones.“La idea es sacarse de encima todo lo superfluo porque hay demasiadas prendas, demasiadas temporadas y demasiada publicidad, demasiado de todo que acaba repercutiendo en el precio final. Queremos volver a como se hacían las cosas 20 años atrás”, afirma Dolce.Por su parte, Gabbana asegura que no cree que los clientes se sientan traicionados por haber pagado más en el pasado. “Nuestra apuesta es el consumidor y mantener los miles de empelados que trabajan para nosotros”, asegura. “Es la única manera de salvar el mercado y nuestras compañías. Es hora de pasar página”, añade Dolce.