El presidente de la Confederación Europea del Calzado (CEC), Rafael Calvo, fue el rostro visible de la simbólica protesta del calzado europeo ante la Comisión Europea en Bruselas, que acoge hoy una histórica cumbre en la que se intentará superar una crisis provocada por el fracaso de los referéndum de ratificación de la Constitución Europea en Francia y Holanda, así como los encallados presupuestos comunitarios para el periodo 2007-2013. La suma de las constantes protestas de industrias como la textil y la química en los últimos tiempos no hacen más que agravar la crisis de confianza existente en torno a los debilitados máximos organismos europeos. El objetivo de la protesta del sector del calzado estriba en presionar para que se pongan en marcha medidas que limiten las elevadas importaciones desde los países asiáticos y frenen las prácticas consideradas desleales por el sector europeo. Rafael Calvo, quien también es presidente de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), y una representación del sector europeo integrada por varios consejeros regionales españoles, hizo este llamamiento al comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, a quien presentaron un plan de acción urgente basado en cuatro puntos. La esperada sangría comercial de 2005 Las masivas importaciones de calzado desde países como China, Vietnam o la India ocasionan, según la industria europea, pérdidas de 69.000 empleos anuales en la UE. Las importaciones de calzado desde China entre enero y abril del pasado alcanzaron los 23,8 millones de pares de zapatos, con un valor estimado en 90 millones de euros, mientras que en el mismo periodo de 2005 se han disparado hasta los 161,9 millones (por valor de 481,3 millones), según datos de la propia Comisión Europea. Para detener esta tendencia, la CEC ha presentado a Mandelson un plan de acción en el que en primer lugar pide que redoble el combate contra las supuestas prácticas comerciales desleales asiáticas que, no obstante, cuentan con el respaldo de un acuerdo internacional suscrito, entre otros, por la Unión Europea y los Estados Unidos, en el marco de la Organización Mundial del Comercio. El sector europeo denuncia que la industria china incurre en el llamado dumping, práctica consistente en la exportación de calzado por debajo de su precio de coste. Se trata de una práctica por la que los países emergentes suelen denunciar a los sectores europeos y norteamericanos más protegidos, como el agrario. Tanto los países ricos como los menos favorecidos se acusan, por tanto, del empleo sistemático de prácticas que pretenden no sólo ganar cuota de mercado en determinados sectores, sino perjudicar con ensañamiento a la competencia de otras grandes zonas comerciales. Respeto a la salud y el medioambiente Asimismo, la CEC pide a Mandelson que se incremente el acceso de la industria europea a los mercados de países terceros a través de negociaciones bilaterales. El plan también contempla pedir a los Estados miembros que intensifiquen sus controles sobre los contenidos químicos del calzado importado desde Asia, así como que cumplen con la normativa de respeto al medioambiente y a la salud. Un último punto del plan insta al Ejecutivo comunitario a que promueva un acuerdo entre los Estados miembros para obligar a los fabricantes asiáticos a referir en la etiqueta de sus zapatos el país de origen del producto- En la rueda de prensa ofrecida por los representantes de la CEC tras la reunión con Mandelson, Calvo recordó que el problema del sector comenzó «cuando la Comisión Europea ignoró la resolución 55 del Parlamento Europeo (PE)» del pasado año en relación con el sector textil, que contemplaba 14 medidas de protección.