Teresa Helbig

La iniciativa que en un principio desarrolló la secretaría de Comercio de la Generalitat de Catalunya, que consistía en promocionar a varios diseñadores catalanes durante la semana de la moda de París en una plataforma comercial propia bajo el lema de Showroom Barcelona, que primero celebró en la Galería Nikki Diana y luego en La Bastilla, se ha diluido en una participación agrupada dentro del salón Rendez-Vous.A pesar del cambio de planes, el gobierno catalán sigue interesado en mantener su proyecto de internacionalización, que contempla en su estrategia de apoyo a la moda catalana 2007-10. En esta ocasión, en vez de llevar a una docena de creadores, como en las pasadas ediciones, da soporte a ocho: Cecilia Sörensen, Lucía Blanco, Parnasse, Bambi by Laura, Serguei Povaguin, Txell Miras, Martín Lamothe y Teresa Helbig. Todos ellos expondrán en París del 28 de febrero al 2 de marzo.Este giro ha tenido sus consecuencias. La primera de ellas es económica. Según cifras publicadas en el diario ABC, el ahorro económico es considerable: estar en el salón Rendez-Vous le cuesta a la Generalitat 80.000 euros, mientras que la cuenta de la última edición en La Bastilla ascendió a 392.000 euros. De todos modos, anular el contrato de alquiler por dos temporadas más con esta sala supone 50.000 euros más.Otra consecuencia es la pérdida de credibilidad por parte de algunos diseñadores que han preferido abandonar esta plataforma y exponer por separado. Es el caso de Mariana Méndez y Miriam Ponsa, que expondrán juntas en una galería cerca del Museo Picasso, y de Jose Castro, que cuenta ya con showroom propio en París. Méndez, por ejemplo, considera un paso atrás en su carrera recalar en Rendez-Vous. Esta diseñadora de origen argentino y asentada en Barcelona vende sus bolsos en los principales escaparates del mundo y, antes de entrar en el proyecto Showroom Barcelona, estuvo exponiendo en Tranoï.