Retrato del Rey Sol, por Hyacinthe Rigaud en 1701

Publicado por Nerea, en este ensayo, amplio, riguroso y muy documentado, la profesora asociada de francés en la Universidad de Pensilvania, Joan DeJean, relata los orígenes de la moda y la gastronomía y el proceso por el cual artículos y modos de vida lujosos se introdujeron en las vidas de los pueblos occidentales. DeJean, especialista en cultura francesa y autora de ocho libros sobre literatura, historia y cultura gala durante el reinado de Luis XIV, ha querido dar respuesta a preguntas sobre el por qué hay que descorchar una botella de champán para una ocasión especial, y mejor si ésta procede de Francia, por qué los diamantes poseen connotaciones de riqueza, poder o aventuras emocionales, o la necesidad de los adictos a la moda de poseer accesorios concretos. Todas las respuestas la ha encontrado en los años del Rey Sol. Los misterios de la elegancia tienen su explicación ese determinado momento, quizá el más crucial para la evolución del estilo, el diseño y los artículos de lujo: “La época en que el joven Luis XIV era un atractivo y carismático rey con un enorme sentido del buen gusto y aún mayor de la historia, ya que decidió convertir en legendarios su país y su propia persona”, afirma DeJean. Antes de que comenzara su reinado “su nación no ejercía dominio alguno en el terreno de la moda y, sin embargo, al finalizar éste, sus súbditos eran ya aceptados como los árbitros absolutos en materia de estilo y gusto en todo el mundo occidental, y Francia había comenzado un dominio comercial en el mercado del lujo que pervive desde entonces”. El joven rey estableció unas normas que todavía hoy proporcionan el marco en que se desenvuelve nuestro concepto de estilo. La ola de creatividad que inundó Francia bajo el mecenazgo de Luis XIV “suscitó deseos que hoy nos parecen imprescindibles”. Joan DeJean recuerda que los franceses no eran considerados como los europeos más elegantes ni los más sofisticados. Y, sin embargo, ya a comienzos del XVIII el país había adquirido una especie de monopolio en todo lo relativo a la cultura, el estilo y la vida de lujo. Una cuestión de Estado Elegancia, lujo y sofisticación pasaron a ser elementos por los que ser reconocido hasta un extremo antes inconcebible. Los franceses “comprendieron la importancia del márketing. Así, cuando la moda se hizo francesa nació la industria de la moda, y surgieron conceptos como el de las temporadas, que continúa siendo esencial para el funcionamiento del sector”. Por primera vez, las nuevas normas para vivir de forma elegante trascendieron las fronteras, tanto geográficas como sociales, que con anterioridad habían limitado su influencia.”La transformación de los franceses en gastrónomos y en árbitros de la moda no se debió solo a una tendencia nacional compartida. Se trató realmente de una cuestión de Estado”. El rey decidió que su nación se convertiría en una superpotencia mercantil y que alcanzaría ese estatus por sus propios medios. “Tuvo la determinación de hacerse con un inmenso y lucrativo mercado: el negocio del lujo”, afirma la autora, que a través de trece capítulos transporta al lector al nacimiento de la alta cocina, la aparición de peluqueros célebres, las nuevas boutiques, la moderna industria turística, los cafés de moda, la vida nocturna o los cambios de temporada.