Filo: hilatura presentada sobriamente en busca de la sostenibilidad
En Filo encontramos una oferta italiana, con algunos expositores de otros países, amparada por varias zonas de tendencias.
Filo, el salón de hilados de Milán, celebró su 62ª edición el 18 y 19 de septiembre en el recinto Allianz MiCo de Milán. Se trata de un salón sobrio, sin alharacas y sin story-telling. Celebrado desde hace años en un recinto pequeño y cómodo, con stands convencionales, atrae a un buen número de visitantes. Dedica un especial esfuerzo a sus zonas de tendencias y a su programa de charlas informativas.
El acto de apertura estuvo dedicado al programa europeo Regio Green Tex, lo cual centraba ya el salón en el entorno de la sostenibilidad, que estuvo presente en todo el salón, en su programa de charlas y en la gran mayoría de sus expositores.
La misma realidad se ponía de manifiesto en su catálogo Filo Flow, que recoge las empresas expositoras que hacen una expresa declaración de compromiso con la sostenibilidad.
Pinker Moda asistió a varias de las charlas ofrecidas dentro del programa Dialoghi di Confronto. En general, presentaron mucho más proyectos e ideas que productos. Estos emprendedores innovadores -que todavía no cuentan con producto vendible- necesitan financiación externa, que es difícil de conseguir. O cuentan con ayudas públicas, meritorias porque tampoco resultan fáciles de obtener. O aceptan el reto de transitar por el delgado alambre de la autofinanciación.
Dialoghi di Confronto: propuestas de futuro
En una de las charlas tomó la palabra un responsable de producto de Ephea, del grupo SQIM, que desarrolla biotecnología basada en el micelio, especialmente apropiada para los artículos de lujo, sobre todo debido a su coste. En la misma sesión participó Innuance, una empresa creada en Biella este mismo año, dedicada al desarrollo de pigmentos sostenibles.
Otra sesión importante estuvo dedicada al Pasaporte Digital de Producto, que responde a una nueva normativa de la UE que muy pronto será de aplicación obligatoria. A juzgar por lo que escuchamos no queda claro si está destinado únicamente o no a productos sostenibles. De hecho, preguntamos al ponente si un artículo en poliéster también podía y debía tener su pasaporte y la respuesta fue positiva.
Massimo Proia y Maddalena Mariani, de Tecnoseta, informaron sobre su trabajo con la seda, pero de nuevo con un enfoque tan italiano que el título de su charla era: Una seda que habla solo italiano. Relanzamiento de una hilatura de excelencia.
Carlo Corvini, de Lenzing, habló sobre lo que la empresa denomina Glacial Threads. From forests to Future Textiles. Combinaba su experiencia con celulosa con la obtenida con sus hilados, para crear tejidos protectores de los glaciares.
Asistimos también a dos mesas redondas, las dos moderadas por Giusy Bettoni, fundadora de CLASS. La primera versó sobre la alianza de Schneider y Marzotto para crear Authentico, una cooperación italiana para innovar en el sector lanero; la segunda, sobre el lino europeo como un game changer.
Lurex, con Givitex: el textil europeo en la picota
Hablamos ahora de Givitex -representante de Lurex en Italia- con cuyo director comercial Giovanni Tessari mantuvimos una charla muy interesante. Sobre su producto nos comentó que «durante los últimos años estamos teniendo una creciente competencia de otros proveedores occidentales, turcos y asiáticos. Ofrecen productos similares a los de Lurex, pero -sobre todo, los asiáticos- bastante básicos. Apenas tienen nada que ver con los de Lurex. Su calidad es inferior y carente de homogeneidad entre las sucesivas partidas. En general, además, carecen de certificaciones. Pero tienen atractivo para clientes que quieren pagar lo justo. Todo esto ocurre porque la gama alta del sector textil tiene dificultades comerciales, apenas es sostenible para sus fabricantes. Los clientes buscan calidad, pero no la quieren pagar. En otras palabras, la calidad y la sostenibilidad tienen un coste que el mercado no quiere asumir. La prueba está en el fracaso empresarial de varias iniciativas, como Renewcell y Spinnova. En Francia aguanta Carbios, que tiene muy buena tecnología porque cuenta con el apoyo del Gobierno francés».
Tessari, en definitiva, se mostró muy pesimista respecto al futuro del sector textil europeo. «En 10 años no quedará casi nada porque las empresas europeas de este sector buscan calidad y sostenibilidad y casi nadie está dispuesto a pagar el coste que suponen«. Esta búsqueda se debe tanto a su propia voluntad -son rasgos diferenciadores respecto al de otras zonas del mundo- como a las normas que están dictando las autoridades comunitarias.
En Filo vimos también a Shandong Si-Hua Textile Technolog, una empresa china que desarrolla hilos metálicos que recuerdan a los de Lurex.
Más expositores, volcados en la sostenibilidad
Limonta Informatica ofrece sus servicios -entre otras cosas- para gestionar los nuevos pasaportes digitales de producto. La persona que nos atendió nos explicó que serán obligatorios muy pronto y que las empresas deben ir preparándolos ya. Da toda la impresión de que generarán trabajo y unos costes que acabarán pagando los consumidores.
La española Antex presentó en su stand a Seaqual, filial suya al 50%. Seaqual -nos recordó Fernando Revuelta, su director comercial- es una iniciativa que trabaja para limpiar las playas y mares de plásticos, reciclar el material recogido y transformarlo en nuevos artículos de moda. Se trata de una actividad muy complicada empresarialmente. Probablemente solo funcione en países emergentes, que pueden producir de forma competitiva los artículos reciclados.
Lenzing mostró sus Glacial Threads, unos hilados ya usados para crear tejidos protectores de los glaciares.
La Alianza Europea del Lino y del Cáñamo es una iniciativa prometedora. Nos pareció, sin embargo, que transmite una perspectiva muy europeocéntrica a la hora de valorar las fibras procedentes de otras zonas del mundo.
También nos llamó la atención el stand de Slow Fiber. Se trata de una red italiana de empresas textiles que cubre toda la cadena de valor textil, desde la fibra hasta el producto final acabado. Preguntamos qué entienden ellos por Slow Fiber. Aludieron a conceptos generales de calidad y sostenibilidad, que no tienen nada que ver con la velocidad del sistema productivo. Denominan así al grupo porque lo que sí entienden los consumidores es el concepto de Slow Food.
Entre los expositores en los que destacaba su enfoque sostenible podemos mencionar a Cell Solution, de Futura Filati, SaXCell, Tex4Life -del grupo turco Miranli- y Filasa.