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Greenpeace saca a la luz los trapos sucios de Shein


02/12/2022

A través del estudio “Shein: Toxicidad a todo trapo”, la ONG ambientalista Greenpeace asegura que las prendas de Shein contienen niveles de sustancias químicas peligrosas por encima de los lindares establecidos por la UE, incumpliendo así el Reglamento REACH.

|02.12.2022| En Pinker Moda nos hacemos eco del último estudio realizado por Greenpeace. En sus páginas, “Shein: Toxicidad a todo trapo” analiza el impacto medioambiental y los riesgos para la salud humana que provocan las prendas de vestir de este retailer online de Ultra-Fast-Fashion que, desde China, ha conquistado al mundo a través de una gran variedad de artículos comercializados a precios imbatibles y entregados en pocos días.

Pop-up store de Shein en Barcelona

Para llevar a cabo esta investigación, Greenpeace ha analizado decenas de prendas de vestir de la marca Shein, obteniendo resultados muy alarmantes. Concretamente “el 15% de artículos explorados contenían un nivel de sustancias químicas peligrosas por encima los límites reglamentarios de la UE”. En algunos casos, asegura la ONG, “superando los niveles de manera desorbitada”. Además, “el 32% concentran niveles legales de este tipo de sustancias, pero en proporciones ya preocupantes”.

Exponemos a continuación las principales conclusiones del informe de la reconocida ONG ambientalista, publicados en su propia web de la mano de Celia Ojeda, Doctora en Biología por la Universidad de Alicante y Licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad Europea de Madrid.

«Shein: Toxicidad a todo trapo»

La industria del Fast-Fashion, basada en el lanzamiento de más de 50 micro-temporadas anuales para proveer las tiendas de prendas nuevas semanalmente, se caracteriza por una cadena de valor deslocalizada que provoca la contaminación de los países asiáticos y la explotación de sus trabajadores. Actualmente, esta industria es responsable, según Greenpeace, “del 10% de las emisiones mundiales y del 20% de la contaminación del agua en el mundo. Esta última cifra representa el agua suficiente para saciar la sed de 110 millones de personas durante todo un año”.

Tempos frenéticos y precios imbatibles

Shein es una marca de Ultra-Fast-Fashion que vende ropa a nivel mundial a través de sus plataformas online y -muy de vez en cuando- desde sus pop-up stores (tiendas físicas ubicadas temporalmente en las principales ciudades mundiales). Cuando el informe de Greenpeace habla sobre el concepto “Ultra-Fast-Fashion” hace referencia al hecho de que “si una marca de moda tarda unos tres meses desde que planifica una prenda hasta que la saca al mercado, Shein ha acortado el proceso a tan solo tres o siete días. Este tiempo supera a su competidor más cercano, Zara, que tarda de dos a tres semanas”.

Prendas de Shein

Los precios reventados son otra de sus principales armas. Tal como afirma la Doctora Celia Ojeda en su artículo, en la web de Shein podemos encontrar “tops a 5 euros, leggins a 6 euros, vestidos de novia a 8 euros…”. Estas aparentes gangas, asegura Ojeja, “contaminan el planeta, esclavizan a las personas y contienen productos tóxicos”.

Este modelo de negocio (basado en tempos frenéticos y precios imposibles) hizo saltar las alarmas de las asociaciones que luchan en pro del medio ambiente. Estos son los análisis y resultados llevados a cabo por Greenpeace en el marco del informe “Shein: Toxicidad a todo trapo”:

Análisis y resultados

Para obtener conclusiones sólidas, la ONG compró 42 artículos de Shein en Austria, Alemania, Italia, España y Suiza y 5 artículos en una tienda pop-up en Múnich (Alemania) para enviarlos a un laboratorio independiente con el objetivo de que analizase su composición química.

En palabras de Celia Ojeda, “los resultados evidencian la despreocupación que muestra el retailer chino por la salud humana y los riesgos medioambientales asociados a sus artículos y procesos productivos”. En este sentido, los análisis demostraron que “Shein incumple la normativa medioambiental de la UE sobre sustancias químicas, poniendo en riesgo la salud de los consumidores y el personal que fabrica los productos”. En otras palabras, “Shein está incumpliendo el Reglamento REACH”.

Formaldehído, níquel y cromo

De los 47 productos analizados, siete de ellos contenían sustancias químicas peligrosas por encima de los límites reglamentarios de la Unión Europea. Además, cinco de estos productos superan los límites en más de un 100%. Igualmente alarmante es el hecho de que 15 de los productos contienen sustancias químicas peligrosas en niveles preocupantes (cerca de los valores considerados como tope). La Doctora Ojeda ofrece varios ejemplos: “níquel en unas botas de tacón y en una cazadora, formaldehído un tutú infantil o cromo en otros productos”. Todas ellas son sustancias que persisten en el medio ambiente, no se descomponen, se bioacumulan.

Prendas de Shein
Jornadas de 11 horas 29 días al mes

Las condiciones laborales de los trabajadores son también alarmantes. Desde Greenpeace aseguran que “las trabajadoras de Shein (fundamentalmente mujeres) tienen jornadas laborales de 11 horas diarias, 29 días al mes, sin descansos, con bajos salarios, con penalizaciones por errores e incluso con las salidas de emergencia bloqueadas o enrejadas”. Además, estas situaciones no solo se viven en Asia, sino que los trabajadores del centro logístico de Shein en Lieja (Bélgica) también lamentan horarios inhumanos.

Lamentablemente, ya hace más de una década que la mayor parte del sector textil actúa así. Nos lo recuerda la conocida frase “los ríos de Asia llevan el color de la moda en Europa”. Igualmente alarmantes son las condiciones laborales deplorables, que rozan la esclavitud. Así lo demostró el derrumbe de Rana Plaza en Bangladesh, donde murieron 1.134 personas ??y otras 2.437 resultaron heridas. Las víctimas cosían para Benetton, Inditex  y El Corte Inglés, entre otras firmas. Así lo recuerda Greenpeace en su informe.

“Desde entonces la industria de la moda ha cambiado mucho en cuestión de tóxicos y prácticas sociales. Sin embargo sigue contaminando el planeta debido a la gran cantidad de ropa que produce y a su elevada dependencia a las fibras sintéticas procedentes del petróleo como el poliéster o el nylon. Ante una sociedad que sale a la calle para pedir medidas climáticas y defender los océanos y los bosques, las empresas deben dar ejemplo y ser parte del cambio, no del problema. Se debe avanzar hacia una producción más limpia y reducida, diseñando artículos de mejor calidad, duraderos, reparables y reutilizables. Todo ello en condiciones dignas para las trabajadoras”, sentencian desde la ONG Greenpeace.

Acceda al informe “Shein: Toxicidad a todo trapo” completo a través de ESTE ENLACE.

Para más información: https://es.greenpeace.org

Pinker Moda