Modesto Lomba daba ayer a primera hora el pistoletazo de salida a una semana de la moda de Madrid más ambiciosa que nunca, con más diseñadores, muchos más desfiles y, por supuesto, mucho más presupuesto. El objetivo: poner de una vez por todas la cita de la moda española en la órbita del circuito internacional.Ahora, hay dos pasarelas dentro de la nueva Cibeles Madrid Fashion Week, Cibeles y Neptuno, en honor a las fuentes. A grandes rasgos, la primera reúne las propuestas más clásicas o tradicionales, el pret-a-porter y la costura más al uso, la segunda, las colecciones más de vanguardia. Ambas, en el recinto ferial de Ifema, van relevándose los desfiles. Devota & Lomba, desde la plataforma Cibeles abría la semana de la moda, que finalizará el viernes con los jóvenes de El Ego, que quedan integrados al programa, con más nombre y, también, con más presupuesto.La colección de Modesto Lomba estuvo a la altura de las circunstancias. En su propuesta para la p-v´09, ha conseguido encontrar la armonía de la geometría. Sus formas arquitectónicas, su línea limpia, dura, adquiere serenidad y frescura. Consigue trazar una mujer muy sofisticada, racional, a la que en esta ocasión añade ciertas pinceladas de romanticismo.Le tomó el relevo Juan Duyos desde la pasarela Neptuno con una propuesta más bien flojita. En este apartado se tuvo que esperar a Amaya Arzuaga para dejar boquiabierto al personal. Duyos sigue fiel a sus construcciones a través del patchwork y la mezcla de texturas y acabados para plantear una silueta de tintes futuristas y apuntes de cómic. La anécdota: poner sobre la pasarela un contenedor de vidrio en pro del reciclaje.Amaya Arzuaga presentó una colección excepcional, en la que supo poner humor a sus geometrías imposibles, que en esta ocasión suaviza en pro de la sensualidad y la sutileza. Evoluciona sus construcciones arquitectónicas en busca de una mujer, igual de sofisticada, pero con un revés irónico, chic. Subió a las modelos sobre unas plataformas exageradísimas, acentuando así su delgadez y obligándolas a caminar con incertidumbre, aportando con ello fragilidad y poesía.Entre las sorpresas, Victorio & Lucchino, que siguen sofisticándose colección tras colección. Muy atrás quedan los volantes y las guirnaldas, y por fin vemos colecciones que pueden salir de Sevilla. Eso sí, proponen un verano atrevido, tanto para hombre como para mujer, en la que dominan los metálicos, los destellos de la seda y tonos más vibrantes. Imposible pasar desapercibido. La noche es su fuerte, con vestidos largos con sabor a mar en los que no han olvidado ni las olas, que suben revoltosas, ni las flores ni las piedrecitas ni la arena.Los Ailanto, en su línea, con los estampados como su principal fuerte. Para el próximo verano tiran hacia un look hippy setentero de aires orientales. Sin sorpresas tampoco Lemoniez, muy London, muy sixties, haciendo gala del menos es más. Menos todavía Ángel Schlesser, con una colección conservadora, de la que sobresalen los vestidos de caída majestuosa que confirman su maestría como modisto.Por último, Ágatha Ruiz de la Prada: divertida, como siempre. Podría haberse ahorrado los chándals y los pijamas, que poco aportan a una pasarela. El resto, fiel a su línea pop, con cierta nostalgia de la infancia en pantalones pierrot y un vestido final de princesa de cuento.
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