La organización ecologista The Crisps analiza y estudia muchos aspectos de la lana, tanto a nivel técnico como de rendimiento y en sostenibilidad.

El boletín de The Crisps, una iniciativa que lucha contra el greenwashing y a favor de la comunicación honesta en el sector textil, ha publicado The Wool Issue, una larga información sobre la lana y sobre los debates que suscita.

The Wool Issue, la lana
Las fibras de origen animal como la lana tienen defensores, al ser materiales naturales, pero también detractores, que acusan a la industria de maltrato animal.

La lana se ha comercializado desde hace siglos como la fibra perfecta de la naturaleza: renovable, biodegradable y duradera. Su sostenibilidad, sin embargo, depende en gran medida de cómo se cultiva, cómo se esquila a los animales proveedores, cómo se procesa y cómo se usa, finalmente.

Procedencia: las lanas de cabra

Para empezar, la lana puede proceder de diferentes animales. Aunque el resto de esta información se centra en la lana de oveja, aquí abordaremos los diferentes tipos de lana, comenzando por las procedentes de las cabras.

Lana de cachemira. Es una fibra ultrasuave y cálida procedente principalmente de Mongolia, China, India e Irán. Proviene de cabras de cachemira, que tienen una doble capa compuesta por una capa exterior gruesa y una capa interna fina y aislante. La fibras de cachemira suele medir entre 14 y 19 micras de diámetro, lo que la hace más finas que la lana de oveja. Su finura le otorga su ligereza, su lujosa suavidad y sus propiedades aislantes. Es uno de los tejidos favoritos para prendas de punto y bufandas de alta gama.

Lana de mohair. Es conocida por su textura brillante y durabilidad. Procede de cabras de Angora, criadas en Turquía, Sudáfrica y Estados Unidos. Estas cabras producen fibras largas y rizadas con un brillo natural. Varían de 25 a 45 micras. Las cabras jóvenes producen mohair más fino y suave; las mayores, fibras más fuertes y gruesas. Gracias a su elasticidad y resistencia a las arrugas, se usan en trajes y suéteres de lujo.

Cabra de angora, productora de lana mohair.

Lana de alpaca. Es una fibra hipoalergénica, suave e impermeable, producida por las alpacas, animales originarios de Perú, Bolivia y Ecuador. A diferencia de la lana de oveja, la de alpaca no contienen lanolina. Esto las hace aptas para personas con alergia a la lana. Sus fibras miden entre 18 y 30 micras. Gracias a su excepcional relación calidez-peso y a su resistencia natural al pilling, se utiliza en prendas de abrigo de lujo, mantas y prendas de punto finas.

Las lanas de oveja

Si bien se pueden utilizar cientos de razas de ovejas para la producción de lana, aquí se mencionan las más comunes.

Lana merino. Es una de las lanas más finas y suaves. Procede principalmente de Australia, Nueva Zelanda y España, aunque la raza es originaria de España. Gracias a su piel densa y arrugada, tiene una alta producción de lana. Sus fibras suelen tener un diámetro entre 12 y 24 micras, lo que hace que sea elástica, transpirable y cómoda en contacto con la piel.

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Lana de ovejas merinas, en Nueva Zelanda.

Lana Shetland. Procede de las ovejas Shetland, una raza resistente originaria de las Islas Shetland, en Escocia. Desarrollan un vellón denso y aislante que las protege del frío y la lluvia. Es más gruesa que la merino, pero aun así es fina y suave. El diámetro de sus fibras varía entre 20 y 30 micras. Es conocida por su durabilidad y elasticidad. Es usada sobre todo en suéteres y accesorios de punto.

Lana Corriedale. Procede de la oveja Corriedale, que se cría principalmente en Nueva Zelanda, Australia y Sudamérica. Su lana es de grosor medio-fino, con fibras entre 25 y 31 micras de diámetro. Gracias a su rizado natural y a su longitud, posee una excelente elasticidad y resistiencia. Es la preferida para hilos de punto y tejidos para abrigo.

Lana Leicester. Procede de la oveja Bluefaced Leicester, una raza británica conocida por su piel con tonos azules bajo el vellón fino y rizado. Está entre las más finas de lana larga. Sus fibras miden entre 24 y 28 micras de diámetro y son sedosas, suaves y muy brillantes. Se usa para prendas de punto finas y tejidos ligeros.

Lana Rambouillet. Procede de la oveja Rambouillet, con diámetros de fibra entre 18 y 24 micras. Aunque se desarrolló en Francia, ahora se cría en Estados Unidos, España y Australia. Su vellón es denso, suave y elástico. Su lana es valorada por su ligereza, durabilidad y capacidad para retener el calor. Se encuentra en prendas de punto de lujo, prendas exteriores de calidad y capas base.

Proceso de producción de la lana

La cría de ovejas es la columna vertebral de la producción de lana y determina la calidad del vellón. En general, las ovejas se crían y cuidan con un solo objetivo: producir lana de alta calidad. Los ganaderos desempeñan un papel crucial en la gestión responsable de la tierra, la cría selectiva y la producción ética de lana. La genética, la nutrición y las técnicas de pastoreo moldean el producto final.

Realizada una vez al año, generalmente en primavera, la esquila previene el sobrecalentamiento y mantiene el rebaño en óptimas condiciones. El proceso exige precisión y cuidado, manteniendo a las ovejas tranquilas y sin lesiones. Sin embargo, el bienestar animal no es una prioridad para gran parte del sector. Aunque la esquila es necesaria para su bienestar, se trata de una actividad que les genera tensión y, a veces, heridas. Algunas regiones experimentan métodos alternativos como la cosecha biológica de lana, con un tratamiento proteínico que estimula la muda natural del vellón.

Finalmente, la clasificación y selección de la lana determina la calidad y el uso potencial del vellón mediante la evaluación de la fibra. La mejor suele provenir de los hombros y costados del animal. Las fibras más gruesas o cortas están en las patas y el vientre. Para maximizar el aprovechamiento de la lana, el vellón se clasifica en diferentes grados antes de su posterior procesamiento. Aunque esta tarea está muy automatizada en Australia y Nueva Zelanda, los métodos manuales siguen siendo comunes en países como Reino Unido y Sudamérica.

Criterios para clasificar la lana

Los principales criterios para clasificar la lana son los siguientes:

  • Longitud de la fibra. La longitud de las fibras influye en su resistencia y en su hilatura. Las más largas se prefieren para la lana peinada; las más cortas se usan para obtener textiles más suaves y voluminosos.
  • Finura de la fibra. Medida en micras, la lana más fina es más suave y se utiliza para prendas de contacto con la piel. La lana más gruesa es más adecuada para alfombras y tapicería.
  • Rizado y elasticidad. La ondulación natural de las fibras influye en su elasticidad y resiliencia. Un mayor rizado significa mayor elasticidad, ideal para textiles suaves y ajustados.
  • Color. La lana blanca es la más valiosa, ya que se puede teñir en una gama amplia de colores. La más oscura se suele utilizar para textiles de color natural.
  • Contaminantes. La suciedad, la materia vegetal y la grasa deben minimizarse antes de que la lana pase al lavado y descrudado.

Descrudado, cardado, hilado, teñido y acabado

El descrudado de la lana elimina la grasa (lanolina), la suciedad y las impurezas. El vellón crudo se pasa por baños de agua tibia con detergentes y soluciones alcalinas. Una vez lavada, se seca con calor, preparándola para los siguientes pasos. Un vellón bien descrudado se traduce en hilo de mayor calidad y tejido de mayor rendimiento. Sin embargo, este proceso genera aguas residuales con alto contenido químico que debe tratarse adecuadamente.

Tras el descrudado, la lana queda apelmazada e irregular. Es necesario el cardado, que desenreda y alinea las fibras. Transforma el vellón crudo en un tejido suave, listo para el hilado. La lana pasa por rodillos con dientes metálicos que aseguran su posterior consistencia y calidad. Las hilaturas actuales usan máquinas de cardado automático. Los productores artesanales prefieren usar cardas manuales o de tambor para procesar lotes pequeños.

La hilatura transforma la lana cardada en hilado retorciendo para crear una hebra continua con el grosor y la resistencia deseados. Refina la textura, elasticidad y durabilidad de la lana, preparándola para la tejeduría. La torsión determina la suavidad, resistencia y caída del hilo, e influye en su uso final.

El bienestar animal no siempre es la prioridad en la industria de la lana.
El bienestar animal no siempre es la prioridad para la industria lanera.

Una vez hilada, la lana se acaba y se tiñe para mejorar su textura, color y durabilidad. Este proceso incluye el lavado, el estiramiento y el ajuste para mejorar su suavidad y elasticidad. Algunas lanas se someten a un proceso de batanado. Otras reciben un tratamiento para resistir el pilling o el afieltrado. El teñido puede realizarse en diferentes etapas: teñido de fibras, de hilos o de piezas. La elección del tinte y el método de acabado afectan al aspecto final, tacto e impacto ambiental.

Impacto y riesgos de la producción de lana

Desde la tierra necesaria para el pastoreo de ovejas hasta el procesamiento, la lana conlleva riesgos ambientales e impacto en los animales.

  • Degradación del suelo. La cría de ovejas puede impactar en los ecosistemas, especialmente cuando existe sobrepoblación. El sobrepastoreo provoca erosión del suelo, desertificación y pérdida de biodiversidad.
  • Uso de agua y contaminación. El procesamiento de la lana requiere un uso intensivo de agua, especialmente en el descrudado. La eliminación de su grasa y residuos orgánicos exige grandes cantidades de agua mezclada con detergentes y productos químicos.
  • Emisión de gases con efecto invernadero. La huella de carbono de la lana es considerable, principalmente debido al metano que las ovejas producen durante la digestión. Este gas de efecto invernadero tiene un potencial de calentamiento global de 28 a 34 veces mayor que el CO.
  • Bienestar animal. En este terreno existe un amplio margen de mejora. Los procedimientos dolorosos, las condiciones de vida inadecuadas y el estrés por la esquila o por transporte son algunos de los riesgos que enfrentan las ovejas. Una de las prácticas más controvertidas es el mulesing, que es la eliminación de la piel que rodea su cola para prevenir infecciones. Aunque su objetivo es proteger a las ovejas del sufrimiento, el mulesing causa dolor y angustia, especialmente cuando se realiza sin analgésicos ni anestesia.
  • Los trabajadores laneros. Desde esquiladores mal pagados hasta trabajadores de fábricas expuestos a productos químicos, la explotación laboral sigue siendo una realidad en el sector lanero. Los debates sobre la lana ética deben incluir los derechos laborales, que deben garantizar salarios justos, condiciones seguras y dignidad a lo largo de la cadena de suministro.

Para más información: https://thecrisps.substack.com/

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