El pasado 8 de febrero, la OCDE presentó su Due Diligence Guidance for Responsible Supply Chains in the Garment and Footwear Sector, una guía para la actuación responsable de las empresas de confección y calzado, que las ayudará a competir de forma justa y equilibrada.

13.03.2017.- La Due Diligence Guidance for Responsible Supply Chains in the Garment and Footwear Sector es aplicable a todas las empresas que operan o que compran en cualquiera de los 46 países adheridos a la OCDE, que generan el 72% de las importaciones mundiales de los dos sectores. La debe cumplir, por ejemplo, una empresa estadounidense que compra en Bangladesh, aunque ese país no es miembro de la OCDE, pero también es muy ilustrativa para cualquier otra empresa del resto del mundo.

Roel Nieuwenkamp, director del equipo de trabajo de la OCDE sobre la gestión responsable de las empresas, ha explicado: el hundimiento del edificio de la Plaza Rana en 2013, que provocó la muerte de 1.130 trabajadores, es un trágico recordatorio de que, aunque hemos avanzado mucho en la mejora de las condiciones de los trabajadores, todavía queda mucho por hacer. Despùés de aquella tragedia muchas personas e instituciones se han mobilizado para mejorar la situación. El gobierno de Bangladesh, por ejemplo, ha aprobado el Bangladesh Accord on Fire and Building Safety y la Alliance for Bangladesh Worker Safety, normativas a las que se han adherido más de 250 marcas globales, detallistas, proveedores, etc.

Esta nueva Guía tiene su origen en la reunión del G7 en junio de 2015, que promovió el esfuerzo internacional por promulgar leyes de due diligence en el sector textil y confeccionista. Después, en 1976, llegaron las OECD Guidelines for Multinational Enterprises y los UN Guiding Principles on Business and Human Rights, que ya han sido revisadas y actualizadas cinco veces y que manifiestan que las empresas tienen la obligación de identificar y prever posibles problemas. Estos Guidelines obligan a los gobiernos de los países miembros de la OCDE y les exigen poner en marcha los NCP (National Contact Points) para lidiar con los casos que se puedan presentar.

La relevancia de esas normas no es solo hipotética. Los National Contact Points (NCP), su instrumento ejecutivo, han tratado ya varios casos relativos a la due diligence en el sector confeccionista y del calzado. La NCP danesa, por ejemplo, trató recientemente un caso referente al grupo detallista danés PWT, que no fue suficientemente diligente en relación con la empresa bangladeshí que fabricaba para él en Rana Plaza.

La nueva norma exige a las empresas de los dos sectores mencionados que piensen y actúen de forma diferente a como lo hacían hasta ahora, de un forma progresiva, realista y equilibrada. Las empresas deben medir los riesgos en toda su cadena de suministro, por supuesto también en sus empresas subcontratadas e incluso en los trabajadores que trabajan para ellos desde su casa. Deben preocuparse no sólo de los derechos humanos y del impacto medioambiental que provocan, sino también de sus causas, siempre de acuerdo con las circunstancias. El trabajo infantil y el trabajo forzado, por ejemplo, no tienen los mismos parámetros que el trabajo de empleados normales.

Dado que los retos a los que sea enfrentan las grandes marcas globales son muy diversos, sus empresas deben priorizan su atención allí donde los peligros son más evidentes: por ejemplo, en el uso de productos químicos para el acabado textil o en el trabajo forzoso en el sector algodonero.

La Guía también tiene en cuenta la diversidad de actores y de modelos de aprovisionamiento en esos sectores. No prohibe a las marcas que tengan sistemas de aprovisionamiento externo, pero les exige que tengan una política de subcontratación responsable.

Por otro lado, la Guía se aleja del modelo neo-colonislista que siguen muchas normativas actuales al destacar la importancia de la colaboración en plano de igualdad entre compradores, vendedores y trabajadores, a la hora de identificar riesgos y de controlar las medidas para evitarlos.

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La Due Diligence no significa mirar solo hacia fuera –peligros externos- sino también hacia dentro. A menudo las marcas exigen una rebaja anual de precios del 10%, mientras que su equipo ético aconseja una subida salarial del 20%. Según un estudio realizado por ETI Norway, los fabricantes suncontratistas suelen afirmar que el cumplimiento de los salarios mínimos legales y del pago de las horas extras supondría un aumento de los costes salariales entre el 10 y el 20%. Es preciso, por lo tanto, una mayor coherencia entre la actitud ética de una empresa y su política de pago a sus proveedores. Por eso, la Guía les exige evaluar su política de compras y determinar en qué medida afecta a las políticas salariales de sus contratistas.

Los sectores de la confección y del calzado dan trabajo en todo el mundo a millones de trabajadores de baja cualificación, muchos de los cuales son mujeres, y constituyen la puerta de entrada a la economía de mercado para muchos países emergentes. Las empresas globales tienen la oportunidad de generar crecimiento, empleo, formación, etc. a través de sus actividades de aprovisionamiento. Su dominio del mercado, muy por encima de las empresas subcontratadas, permite que generen abusos laborales, medioambientales, etc. La complejidad de las cadenas de suministro reduce su visibilidad y la posibilidad de control sobre ellas, lo cual maximiza los riesgos.

El propósito de la Guía es apoyar la comprensión y la actitud de las empresas, que debe ser permanente, proactiva, reactiva y aplicable con flexibilidad, de acuerdo con las OCDE Guidelines. Afecta a todas las empresas –privadas o estatales; grandes, pequeñas o medianas; marcas, sus contratistas, sus detallistas y todos sus intermediarios; etc.,- que trabajen en cualquiera de los escalones de estos sectores: materias primas, productos intermedios, componentes, productos finales, etc.

+ info: www.oecd.org