Nueva campaña de Greenpeace contra el sobreconsumo de moda
Con motivo del Black Friday, Greenpeace ha difundido un estudio titulado Timeout for Fast Fashion, que subraya que las tendencias actuales en el sector de la moda provocan un exceso de desechos, cuyas consecuencias para el medio ambiente detalla.
5.12.2016.- El informe destaca que iniciativas como el Black Friday impulsan el superconsumismo y las compras impulsivas innecesarias, que afectan especialmente al sector de la confección. Los consumidores tienen en sus manos la capacidad de cambiar la situación. Antes de comprar algo, deberían preguntarse si realmente lo necesitan.
Kirsten Brodde, responsable de la campaña Detox my Fashion, ha señalado que comprende que los consumidores no puedan resistir las ofertas que les hace el sector, pero ha añadido que compran y desechan prendas a mayor velocidad de la que el planeta puede absorberlas. Por esto, existen ya consumidores que se abstienen de comprar nada y que participan en la campaña Buy Nothing Day. Como parte de esa campaña, algunas tiendas en capitales de Asia y Europa han mostrado en sus escaparates prendas fabricadas con materiales reciclados, con la que recuerdan a los consumidores que muchas de las prendas compradas ese día acabarán muy pronto en la basura.
Hoy por hoy, insiste Grenpeace, el reciclaje no es una solución. El mercado está saturado con prendas que nadie quiere y su transformación en fibras reutilizables resulta todavía inviable económicamente. Es más. Brodde insiste que el sistema comercial de prendas de segunda mano está al borde del colapso: las marcas de moda deben repensar urgentemente su modelo de negocio y producir prendas que sean duraderas, reparables y preparadas para la reutilización.
El estudio, publicado por Greenpeace Alemania, demuestra que el fast fashion está creciendo muy deprisa. Las ventas mundiales de confección se han doblado entre el año 2000 y el 2015 y alcanzará un valor de 2,1 trillones de dólares en 2025. El consumidor medio compra cada año un 60% más de artículos de moda y los guarda solo durante la mitad de tiempo que hace 15 años, produciendo una cantidad inmensa de desechos textiles.
El informe analiza también el impacto medioambiental de esa situación, a la que contribuyen los productos químicos usados por la industria textil que polucionan ríos y océanos, el elevado uso de energía, los pesticidas que contaminan los terrenos de uso agrícola; etc. También señala qie uno de los mayores culpables de la situación es el uso de fibras sintéticas, especialmente poliéster, cuyo proceso productivo emite más del triple de CO2 que el algodón. El poliéster está presente en el 60% de las prendas, tarda décadas en degradarse y sus microfibras suponen un grave daño medioambiental en el mar.
Desde su lanzamiento en 2011, la campaña Detox de Greenpeace ha conquistado el apoyo de 78 proveedores textiles, marcas de moda y empresas detallistas que se proponen alcanzar el objetivo de desechos cero en toda la cadena productiva antes del año 2020. Lamentablemente, si la furia del fast fashion sigue su actual ritmo de crecimiento la eliminación de algunos productos químicos peligrosos por parte de os fabricantes no compensará el aumento de la producción y del consumo.
+ información: www.greenpeace.org