Karel Schröder, consejero delegado de Dogi desde el pasado mayo, ha avanzado su plan estratégico 2008-10, en el que descarta un nuevo expediente de regulación de empleo una vez culminado el que está en fase de negociación y que afecta a 179 trabajarores en plantilla. También establece una inversión de 11 millones de euros para el traslado y puesta en marcha de la nueva fábrica en El Masnou, prevista para febrero de 2008.Ha explicado que la estrategia para los próximos años prevé acciones agresivas y urgentes que permitirán garantizar el empleo de las 278 personas que trabajarán en la única planta que Dogi mantendrá en España. Supondrá la reducción de la producción y de los clientes en España, pero esperan con ello conseguir ser menos vulnerables ante la competencia asiática y la deslocalización de la producción de sus clientes a países emergentes.Cambios en la direcciónSchröder ha creado ocho direcciones globales, como compras, ventas, operaciones, comunicación y creación, y otras tres territoriales, que abarcarán España y China, Alemania y Filipinas, y Estados Unidos y Sri Lanka, con el objetivo de racionalizar la estructura de la compañía. Para estos cargos se ha confiado en el mismo personal de Dogi, incluídos los dos hijos del presidente, Sergi y Eduard Domènech.Por otro lado, ha defendido la necesidad de aumentar la flexibilidad laboral en la futura planta de El Masnou, que el grupo explotará en forma de alquiler, con una opción de compra aplicable dentro de diez años.PrevisionesDogi espera cerrar el presente ejercicio con ventas de 181 millones de euros y pérdidas próximas a 17 millones de euros. De cara al año que viene, espera alcanzar un beneficio neto de 800.000 euros y una cifra de negocio de 189 millones de euros, que quiere aumentar hasta los 208 millones de euros en 2009.Por otro lado, Schröder ha atribuido las pérdidas de los últimos años, que alcanzaron los 15,64 millones de euros el año pasado, a una mala gestión, a las ataduras sentimentales de la familia Doménech con algunos clientes y a la actual planta de El Masnou, que asegura que ha provocado “un drenaje de dinero espectacular”.