Nuestra fuente es un estudio de Michael O’Regan, que repasa todos los aspectos de B Corp., aunque con una visión un tanto crítica.

Probablemente a bastantes de nuestros lectores les suene la B Corp. Algunos incluso conocerán alguna empresa que sea B., después de pasar el examen de entrada y abonar el coste de su integración en el grupo. Pero -quizá como nos ocurre a nosotros- se pregunten qué es esta institución y qué significa su acreditación.

Para aclararlo utilizaremos un informe firmado por Michael O’Regan, senior lecturer en la Universidad de Bournemouth (Gran Bretaña). Fue publicado originalmente en The Conversation, una publicación que «contribuye a un mejor conocimiento de los grandes asuntos contemporáneos y de sus cuestiones más complejas«. Recientemente ha sido reproducido en Follow the Money, una plataforma informativa que está dedicada a informar sobre posibles casos de corrupción financiera.

Todos los datos y opiniones han sido vertidos por Michael O’Regan. Nosotros solo los hemos resumido y -en algunos casos- matizado.

B Corp. (acrónimo de Benefit Corporation) ofrece una certificación diseñada para demostrar que su empresa titular da igual peso a las personas, al planeta y a las ganancias. La web de B Corp. Spain, por ejemplo, abre su página web con esta afirmación: «Ser B es utilizar la fuerza de la empresa para cambiar el mundo». En 2022 afirmaba contar con 200 empresas asociadas, 90 más que el año anterior.

Está disponible para empresas con fines de lucro que solicitan ingresar en B Lab, una organización sin fines de lucro que coopera con B Corp. Pagan una cuota por ello, y cada tres años deben renovar su certificación.

Además, las empresas certificadas pueden anular en cualquier momento su pertenencia a la B Corp, si piensan que ya no se adapta a sus objetivos. La plataforma de moda Etsy, por ejemplo, la canceló hace un tiempo.

Origen de B Corp.

Semanas después del colapso de su grupo de restaurantes en 2019 y la pérdida de 1.000 puestos de trabajo, el chef Jamie Oliver anunció que estaba creando una Corporación B ética o B Corp. Años más tarde, sin embargo, se despidió de ella «con un gran amor como siempre» para concentrarse en trabajar con cooperativas y otras organizaciones sin fines de lucro que están construyendo una nueva economía, sin necesidad de comprar un certificado.

En 2006 nació el B Lab, fundado en 2006 por empresarios y ex alumnos de la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas de Estados Unidos. En agosto de 2023, había ya 7.351 empresas certificadas como B., pertenecientes a 161 sectores en 92 países. Estas incluyen marcas como Chloé, Vestiaire Collective, Patagonia, Veja, Allbirds, Athleta, etc. De igual forma que esas empresas se extienden por todo el mundo -gracias a la acreditación B-, también lo hace B Lab.

Su web global incluye una lista de las empresas acreditadas. 27 pertenecen al sector de piel y marroquinería. El de textil y moda incluye 101 nombres, entre los que aparecen algunos conocidos: Oxbow, Pyratex, Johnstons of Elgin, Pangaia, Original Buff, Banana Moon, AGI Denim y Organic Cotton Colours.

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Personas, planeta y ganancias

A primera vista, la certificación B. indica el buen desempeño ambiental de una empresa, las relaciones con los empleados, la diversidad, la participación en la comunidad local y el impacto que sus productos o servicios tienen en la sociedad. Esto, a su vez, puede atraer al personal y a los consumidores que buscan empresas socialmente responsables, impulsar el precio de sus acciones y ayudar a encontrar inversores.

En el proceso de certificación B Lab, las empresas deben firmar una Declaración de Interdependencia, comprometiéndose a trabajar para el bien. Sus directores deben considerar a todas las partes interesadas en la toma de decisiones. Además, deben revelar información sobre cualquier práctica dudosa, multas y sanciones.

Si bien B Lab afirma que la certificación equilibra los intereses de los accionistas con los intereses de los trabajadores, los clientes, las comunidades y el medio ambiente, hay que señalar que los estándares de B Corp. no son legalmente exigibles.

La certificación B Corp está disponible para cualquier empresa con fines de lucro en todo el mundo siempre que haya estado operando durante al menos 12 meses. Inicialmente, la certificación es una autoevaluación sobre su impacto que se puede completar en unas pocas horas. La tarifa de certificación oscila entre los 500 y los 50.000 dólares, dependiendo de sus ingresos.

¿Una máquina de generar dinero?

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B Lab ha recaudado más de 32 millones de dólares desde su lanzamiento. Recibe financiación de importantes fundaciones y organizaciones. En 2017, recibió alrededor de 6 millones de dólares en honorarios de certificación y 5,6 millones de dólares en donaciones. Ese mismo año abonó 6 millones en salarios y compensaciones a su equipo directivo, que procede principalmente del sector empresarial.

Frente a esta actividad económica, opina Michael O’Regan, B Lab «no logra explicar las razones por las que las empresas desean su certificación. No existe ninguna ley que exija que las empresas maximicen los ingresos de los accionistas excluyendo todos los demás objetivos corporativos«.

B Lab habla de «buscar cumplir con los más altos estándares de desempeño social y ambiental verificado, transparencia pública y responsabilidad legal para equilibrar las ganancias y el propósito«. Ha certificado, sin embargo, a empresas supuestamente involucradas en evasión fiscal, producción de productos relacionados con el cannabis o en actividades antisindicales.

¿Qué valor aporta?

La investigación sobre una de las primeras empresas B certificadas, CouchSurfing.com, muestra -en opinión del autor del artículo- «cómo se puede utilizar la certificación para apaciguar las quejas de los consumidores y atraer inversores«. Las empresas certificadas pueden simplemente retirarse si sienten que ser una empresa B ya no se adapta a sus objetivos o estrategia de obtención de ganancias, o si amenaza la rentabilidad de los accionistas a corto plazo. El mercado en línea Etsy es uno de los que se retiró, mientras que otros abandonaron la certificación después de ser comprados por empresas más grandes que tenían otros planes.

No existe ningún directorio de antiguas empresas B que abandonaron la certificación o la eliminaron. La naturaleza cerrada de un organismo de certificación privado que establece y regula sus propios estándares es problemática, incluso si tiene buenas intenciones, y especialmente si busca controlar el proceso mediante el cual las empresas certificadas deben rendir cuentas.

Las corporaciones certificadas son tan responsables ante B Lab como lo son ante sus partes interesadas. La falta de transparencia total y de investigación rigurosa frente a su agresiva expansión indica que la certificación de B Lab no debe verse como un método confiable para certificar corporaciones según algún estándar, ya sea desde la perspectiva del público en general, de los inversionistas o de los reguladores.

Lo cual no quiere decir que los esfuerzos no hayan valido la pena. B Lab podría reorientar y promover nuevos puntos de referencia globales y estructuras corporativas, como compañías de responsabilidad limitada con bajos beneficios en los Estados Unidos, o compañías de interés comunitario y cooperativas de múltiples partes interesadas en el Reino Unido. En lugar de esforzarse por convertirse en un actor político-económico que gasta millones en crear y comercializar una certificación de empresa privada que ofrezca creación de marca y costosos talleres, B Lab podría considerar si su certificación impulsada por el mercado ofrece soluciones a los problemas producidos por el mercado.

Para más información: https://www.bcorporation.net/en-us/ y  https://www.bcorpspain.es/

Pinker Moda

27.02.2024