Salones virtuales vs. salones físicos: ¿la sopa de ajo?

Abundan ya los proyectos de salones virtuales, que intentan sustituir a los físicos. ¿Constituyen una aportación útil al sector textil/moda?

04.06.2020.- En estos momentos los organizadores feriales tienen dificultades para celebrar salones físicos, donde expositores y visitantes acudan personalmente para intercambiar información sobre productos y servicios y llegar a eventuales acuerdos.

Por ahora, en bastantes países están sencillamente prohibidos los eventos masivos, como suelen ser los salones profesionales y las pasarelas de moda. Y, si no lo están, se topan con las limitaciones existentes para viajar y, en último término, con la desconfianza de los profesionales ante posibles contagios del Covid-19, que tardará en desaparecer.

Es lógico, por lo tanto, que se hayan multiplicado los proyectos para transformarlos total o parcialmente en eventos digitales, plataformas on line, marketplaces, etc. Muchos de estos proyectos son todavía muy abstractos: poco más que una declaración de intenciones. Algunos han avanzado ya algo más, pero no resulta fácil deslindar sus deseos con su realidad. Si sirve de algo, deseamos recordar que en bastantes webinars en los que hemos participado estos días, el primer comentario de los organizadores era: ¡Bueno, vamos a ver si esto funciona y nos podéis ver y oir bien!

¿Cuál será el contenido de los salones virtuales?

¿Y cuál será el contenido de los nuevos eventos digitales? ¿Bastará con ofrecer unas cuantas conferencias virtuales? ¿O con proporcionar listados de proveedores y/o clientes, u otros contenidos, como tendencias, oferta de trabajo, etc.? ¿Tendrá sentido preguntarse por el número de expositores y de visitantes a un salón virtual? ¿Cómo mediremos su relevancia para un sector? Tenemos la impresión de que pasará bastante tiempo antes de que los organizadores hayan conseguido dar con fórmulas atractivas y hayan acertado con la estructura que las haga viables financieramente.

Hace unas semanas enviamos –a través de la estructura digital montada por el salón- unas preguntas a tres expositores españoles de un nuevo salón virtual, que aseguraba que los expositores contestaban inmediatamente las preguntas que les llegasen. Jamás recibimos respuesta. Esto también puede suceder en un salón físico, pero demuestra que no resulta nada fácil que el nuevo modelo funcione. ¿Y si resultase que cuando funcione ya se puedan celebrar de nuevo con garantías los salones físicos, y la inversión realizada tenga que ir a la papelera?

La enjundia de los salones físicos

Nosotros pensamos que la salsa de un salón profesional es el encuentro en un mismo lugar, y durante dos o tres días, de las fuerzas vivas de un sector. Los salones constituyen un entorno en el que un profesional puede ver a bastantes proveedores en unas pocas horas, charlar con ellos, reflexionar sobre su tono de voz, analizar la seguridad que transmiten, saludar a sus amigos y competidores y comprobar su estado de ánimo, etc. Hace pocas semanas, el director general del Festival de Cine de Cannes comentó que un festival de cine on line no es un festival de cine, por muchas películas que muestre y por muchos premios que conceda.

Como periodistas de una revista profesional de nuestro sector, hemos experimentado que las vivencias recogidas durante una visita de dos días a un salón estaban a kilómetros luz de las que nos transmitían los comunicados de prensa de ese mismo salón. Normalmente, esos comunicados –previos o posteriores a la celebración de un salón- apenas dicen nada relevante, sobre todo porque no desean poner puertas al campo.

Unas pocas horas en un salón, en cambio, permiten ver el tono vital de sus participantes, recoger comentarios que jamás vemos en un comunicado de prensa, analizar el comportamiento de sus organizadores, etc. Por poner un ejemplo, recordamos una visita a un nuevo salón europeo de moda, donde varios periodistas coincidimos en la misma opinión: ¡pero si no tienen ningún concepto!

Las actuales cortapisas a las ferias físicas desaparecerán

Los organizadores de salones físicos (brick and mortar), por otro lado, tienen detrás una estructura física, financiera, comercial, tecnológica, etc. que no se puede desmontar fácilmente, y menos a coste cero. Y lo mismo les ocurre a las pasarelas de moda.

Queremos ser optimistas y pensar que las actuales dificultades para el desplazamiento de los profesionales desaparecerán en unos pocos meses. En ese momento, los salones profesionales volverán a ser viables, aunque sin duda con más componentes virtuales, muy necesarios para reforzar la vitalidad de un salón. Por el camino habrán quedado muchos esfuerzos legítimos y bienintencionados que es difícil que satisfagan del todo a sus destinatarios.

Los organizadores de varias de ellas han luchado contra la marea virtual y han decidido hacer lo imposible para poder celebrarlas físicamente porque consideran –como el máximo responsable del Festival de Cannes- der que el salón físico y la pasarela no tienen sustituto posible.

Otra cosa es que esos salones y pasarelas creen estructuras digitales que complementen y enriquezcan su papel: un marketplace que dilate su presencia en el mercado o la divulgación online de buena parte de sus actividades, por ejemplo. Pero entonces deberán estudiar con mucho cuidado su planteamiento para no vestir un santo a base de desvestir otro.

+ Info: www.pinkermoda.com

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