Como decía François Mauriac, conviene hacer todo lo contrario de lo que es razonable.El invierno oscila entre sus extremos. Hace de sus paradojas su punto fuerte y despliega todos sus encantos. Para enriquecerlo aún más, cada corriente hace lo contrario que la otra. Sutileza e interiorización van de la mano de la feminidad y del androginismo. La creatividad desenfrenada se superpone al cálculo matemático. Los conocimientos ancestrales reactivan la improvisación artística. La llamada de la naturaleza se enriquece con un recorrido urbano.La temporada ofrece sutiles colores difuminados y bloques monocromáticos, neutros calculados y rojos seductores. Ricos materiales con decoraciones exacerbadas, o sencillas y aterciopeladas, o materiales perfectos que reivindican rigor gráfico y perfección intemporal.Se anuncia un invierno brillante, cuya rica diversidad apetece donde los colores y los materiales suscitan la emoción y provocan el deseo.Consúltelas en TENDENCIAS. Sólo para acceso Premium.