Vinilo en los pies
Cristal Vinyle, de Le Coq Sportif |
El gallo vuelve a cantar. La marca francesa quiere poner fin a una larga temporada de letargo y despertar de una vez por todas con una propuesta sorprendente vinculada, como siempre, al deporte. Le Coq Sportif, una firma centenaria donde las haya, originaria de 1882, retoma la vanguardia con líneas urbanas de trazo retro y fuerte acento de vanguardia, para urbanitas nostálgicos. Ejemplo de ello, las nuevas zapatillas Cristal Vinyle.La leyenda del galloLa aventura que empezó en el último tercio del siglo XIX en un taller de camisetas en una pequeña localidad francesa llegó a la cumbre cien año más tarde, acompañando a las celebridades del deporte del momento: Johan Cruyff, Michel Jazy, Jean-Claude Bouttier, Guy Drut, Eddy Merckx, Michel Platini, etc.Un hombre de Romilly-sur-Seine, Émile Camuset, tras pasar su infancia viendo trabajar a su padre, que era fabricante de artículos de punto por unidades, decide, en 1882, crear su propio taller, donde su hijo, que también se llamaba Émile, aprende a su vez el oficio. Este Émile demuestra ser un deportista apasionado, brillante tanto en gimnasia como en ciclismo y en fútbol. Asume funciones administrativas en el Étoile Sportive Romillonne y se encarga de conseguir uniformes y equipos para todos los federados de ese club.A partir de 1920, además de los artículos tradicionales, Camuset comienza a fabricar una gama de productos deportivos, un ramo en el que en aquella época destacaban los británicos. A un tiempo artesano y asiduo futbolista, ¿no sabrá él mejor que nadie qué es lo más adecuado para practicar deporte?En seguida, empresas de París comienzan a hacerle pedidos de camisetas, lo que permite a Émile Camuset aumentar tanto su saber hacer como su fama. ¿Su secreto? A diferencia de las prendas inglesas, confeccionadas con tejido de urdimbre y trama, que no permitían una total libertad de movimientos corporales, el pequeño francés fabricaba prendas de punto, garantizando así una mayor flexibilidad. Y lo que supone una ventaja adicional: el jersey poseía notables cualidades higiénicas e isotérmicas.A partir de entonces, la reputación del taller de Émile Camuset no cesará de crecer. Desde comienzos de la década de 1930, fabrica artículos para algunas casas que tienen estatuto de proveedores oficiales de las federaciones francesas de fútbol, baloncesto, rugby, atletismo, etc. A rayas, con gradación de colores, a cuadros: todos los motivos y colores son posibles, hechos a mano en el taller de Romilly.En 1936, al desarrollo del deporte que marca esta época, se añade enseguida la creación de las vacaciones remuneradas. Para vestir a los primeros adeptos de una flamante civilización del ocio, la casa Camuset comienza a producir polos, camisetas y suéteres. Su actividad sólo se verá parada por la guerra.En 1951, llega un pedido de prestigio: las camisetas del Tour de Francia. Había que vestir a 12 equipos de 10 corredores cada uno. Un año antes se había producido otro hecho reseñable, por iniciativa de Roland Camuset, tercer representante del linaje.Él mismo contó que “los mejores fabricantes del departamento de Aube marcaban sus camisetas, pero mediante distintivos cosidos en el interior del cuello. Cuando veía las fotos de campeones en las revistas, a menudo reconocía nuestros productos. Entonces, quise, yo también, que apareciera nuestra marca. Dibujábamos a menudo gallos en las prendas que fabricábamos para diferentes federaciones francesas, y como mi padre nos había ofrecido un lugar junto a él a mi hermana y a mí, pensé que un triángulo simbolizaría bien nuestro triunvirato familiar. Un gallo en un triángulo: así nació nuestro logotipo, orgulloso, dinámico y valorizador”.Y el 26 de agosto de 1950, Le Coq Sportif, bonneterie sportive romillonne (Le Coq Sportif, artículos deportivos de punto de Romilly) se convertía en una marca registrada. Aunque hubo que esperar aún 15 años para que ese valeroso gallo abandonara su discreta etiqueta de cuello para plantarse con orgullo en la parte delantera de las camisetas de los corredores, justo en el lugar del corazón. Es lo único que se veía en el maillot amarillo de Jacques Anquetil. La epopeya estaba en marcha.Acuerdos con las mayores federaciones internacionales, suministro de equipos a los más célebres campeones franceses y extranjeros. Le Coq Sportif triunfa por todas partes, gana Tours de Francia, mundiales de fútbol, torneos de las Cinco Naciones, internacionales de tenis, medallas olímpicas. A comienzos de los años setenta, logra además una victoria mediática al ser la primera marca deportiva que hace publicidad en televisión. Pero ya se ha instalado la competencia venida de lejos.Vencer en los terrenos deportivos no lo es todo, también hay que luchar en el terreno económico. Se hacen y se deshacen alianzas industriales, otras marcas imponen su potencia financiera o de marketing. Le Coq Sportif continúa ganando, pero su canto se hace menos altivo, sus alas acaban por plegarse poco a poco a partir de mediados de los años ochenta.