Hoy expira el Bangladesh Accord on Fire & Building Safety, que ha mostrado una efectividad limitada. Su renovación o sustitución no está todavía resuelta

31.05.2021.- Hoy, 31 de mayo, expira la vigencia del Bangladesh Accord on Fire and Building Safety, el instrumento puesto en marcha -sobre todo, a instancias de las organizaciones internacional dedicadas a la protección de los trabajadores- para vigilar la seguridad en las fábricas confeccionistas de Pakistán y exigir el remedio de sus carencias.

Rana Plaza, el 24 de abril de 2013

Bangladesh Accord on Fire & Building Safety
El edificio derrumbado (foto: New York Times)

Su puesta en marcha se debió al accidente ocurrido en la Rana Plaza, en los alrededores de Dacca, capital de Bangladesh, el 24 de abril de 2013. Un edificio de 8 plantas, donde había varias fábricas confeccionistas, se derrumbó sepultando a más de 3.000 trabajadores. El 85% eran mujeres. Murieron 1.132 personas y otras 2.000 quedaron heridas, muchas de ellas imposibilitadas para volver a trabajar. Eran notorias desde hacía varios días las grietas que amenazaban la estabilidad del edificio, donde había varias fábricas confeccionistas que trabajaban para grandes marcas occidentales.

El día anterior los trabajadores habían evacuado la instalación preocupados por su seguridad, pero las empresas les obligaron a volver a su puesto de trabajo. A la mañana siguiente, prácticamente todos se incorporaron a su turno con el miedo en el cuerpo por temor a las represalias de las empresas, pero sin otra alternativa porque su sueldo era vital para su economía personal y familiar. Los encargados de las fábricas, por su parte, dieron prioridad al trabajo de la fábrica para cumplir los plazos para las entregas a sus clientes.

Aunque fue un accidente bastante más importante que otros no era ni ha seguido siendo el único. En Bangladesh -que cuenta por lo menos con 1.600 fábricas confeccionistas que emplean a dos millones de trabajadores- y en otros países emergentes han sido frecuentes los derrumbres e incendios que han causado víctimas mortales. ¿La causa? ¿La codicia de sus dueños? ¿La presión de sus marcas clientes que exigen plazos difíciles de cumplir y precios que no dejan margen de maniobra? ¿Los consumidores finales que tampoco aceptamos subidas de precios? De todo un poco. Por esto hemos puesto este titular a esta noticia: entre todos lo mataron. Todos somos culpables.

Nace el Bangladesh Accord

Bangladesh Accord on Fire & Building Safety
Trabajadoras del sector confeccionista debaten la situación

Como consecuencia, nació un movimiento global en favor de la seguridad y de la higiene en el puesto de trabajo. Las partes afectadas (autoridades del país, marcas y empresarios de la confección) coincidieron en que era necesario tomar medidas efectivas para mejorar la situación del sector confeccionista, que cuenta con muchas fábricas en todo el país y cuyos proveedores trabajan en recintos industriales de higiene y seguridad muy dudosa.

Así nació -apoyada también por sindicatos y otras instancias internacionales- el Bangladesh Accord on Fire & Building Safety, que era de obligado cumplimiento. Se firmó en mayo de 2013, apenas un mes después del accidente en Rana Plaza.

Desde entonces, ese Acuerdo ha tenido una vida difícil y cambiante porque cada parte lo interpreta a su conveniencia. Uno de los continuos temas de debate ha sido quién era el responsable de hacer cumplir el acuerdo. En principio, correspondía a instancias internacionales y neutrales, pero el gobierno y las empresas de Bangladesh han ido consiguiendo alterar ese principio porque prefieren ser ellos los garantes del sistema.

Por otro lado, la pandemia del Covid-19 ha complicado enormemente la vida del Acuerdo. Los confeccionistas, en efecto, vieron caer en picado los pedidos. Su capacidad financiera para hacer frente a las mejoras que exigían las auditorías quedó anulada. Muchos trabajadores quedaron en paro. Los más afortunados pudieron seguir trabajando pero tuvieron dificultades para cobrar sus salarios.

Sus promotores deseaban que este Acuerdo abarcase también otros aspectos de las relaciones laborales (salarios, sindicatos, abusos, formación, etc.), pero este interés se ha quedado en un mero deseo.

Distintas sensibilidades respecto al Acuerdo

Bangladesh Accord on Fire & Building Safety
¿Cómo será el nuevo Acuerdo para el secvtor confeccionista de Pakistán?

Podemos sintetizar así las distintas sensibilidades respecto al Acuerdo, naturalmente condicionadas por los intereses de cada parte:

  • – Las organizaciones internacionales fueron sus más fervientes defensoras y las que deseaban que el control corriese a cargo de entidades neutrales. Pero, al mismo tiempo se veían obligadas a contemporizar con las autoridades de Bangladesh reconociéndoles unos méritos que no les correspondían por entero. En todo caso, más valía conseguir 50 que empeñarse en conseguir 100 y romper la baraja.

  • – Los empresarios han constituido siempre el eslabón más débil. Proclamaban su interés por la seguridad pero con menos énfasis que las organizaciones internacionales porque estaban en juego su actividad industrial y sus balances. Consideraban que la culpa de que sus fábricas estuviesen obsoletas era de sus clientes occidentales que no estaban dispuestos a pagar unos precios razonables. Además, siempre se han empeñado en que el control del Acuerdo estuviese en manos bangladehsis. Incluso han propuesto sustituir el Acuerdo por un sistema de auto-control por parte de ellos. En todo caso, su principal preocupación es poder cumplir los plazos con sus clientes y salvar la cara ante ellos y ante la opinión pública.

  • – Los propios trabajadores y los sindicatos también estaban muy interesados en el Acuerdo pero tampoco querían que sus implicaciones pusiesen contra las cuerdas a sus empresarios, so pena de quedarse sin puesto de trabajo.

  • – El Gobierno de Bangladesh también defendió el Acuerdo pero se ha mostrado partidario de que su control estuviese en manos de la propia Administración del país. De hecho, en diversos momentos de la vida del Acuerdo lo han conseguido. No les gustaba nada la injerencia de las organizaciones internacionales, que consideran que no pueden entender el país.

La vida del Acuerdo hasta ahora

Ayer -lunes, día 31 de mayo- expiró la vigencia de ese Acuerdo. La pregunta del millón en estos momentos es saber si se renovará, si será sustituida por otro acuerdo y -sobre todo- quién se encargará de gestionarlo y hacerlo cumplir. De momento, lo único que existe es el Ready-Made Garment Sustainability Council (RSC), apoyado por el Gobierno de Bangladesh y firmado por empresas confeccionistas y alguna de sus marcas clientes, como Asos. La gran mayoría, sin embargo, están esperando a ver cómo evoluciona la situación. No posee, en todo caso, capacidad legal suficiente para ser obligatorio.

Resulta difícil establecer un balance del actual Acuerdo. Pinker Moda ha asistido a varias presentaciones sobre este tema y siempre hemos salido de ellas con un regusto agridulce. Para empezar, las cifras no resultan nada convincentes. Un determinado número de empresas confeccionistas ha hecho auditorías de sus instalaciones y ha comenzado a remediar los problemas detectados. Pero,

  • – ¿Qué porcentaje suponen ante el número total de empresas del sector, donde hay muchos subcontratistas poco controlables?
  • – ¿Hasta qué punto han puesto remedio los empresarios a los problemas detectados?
  • – ¿Han sido estos remedios un apaño puntual o resistirían un sistema periódico de inspecciones?
  • – ¿Tendrá el nuevo sistema carácter obligatorio? Todo el mundo sabe que si es solo voluntario servirá para muy poco.
  • – ¿Quién se encargará de gestionarlo?

Las partes implicadas deberían firmar en el plazo más corto posible de tiempo un nuevo documento de cumplimiento obligatorio. Probablemente serviría para su aplicación a otros sectores industriales, cosa que hasta ahora no se ha conseguido con el Acuerdo de 2013.

+ Info: https://bangladeshaccord.org/