BBFW, con su pasarela y su salón comercial, demostró una vez más su internacionalidad. Cada vez que paseamos por sus pasillos, además de contemplar los stands de muchas marcas no españolas, oímos las conversaciones de los visitantes en muchos idiomas distintos, entre los que nos pareció que destacaban el inglés y el italiano.

2.05.2016.- Antes de entrar al Village y al salón, los visitantes se encontraban con un precioso vestido de novia creado en 1953 por Pedro Rodríguez para Carmen Ensesa, que forma parte de su colección personal.

Una vez entrados en el salón, se encontraban en una primera plaza, donde destacaban las cuatro marcas favorecidas con un stand en esa zona: Cymbeline, Novia d’Art, Jesús Peiró y Justin Alexander. Más allá, el pasillo central del pabellón 8 de Fira de Barcelona y los dos pasillos laterales a ambos lados, todos ellos con una anchura discreta, probable indicación del buen nivel de demanda que ha tenido el salón, que ayudaba a crear una impresión de abundancia de visitantes. De hecho, ya el viernes el salón tuvo un nivel de actividad muy alto.

En total, el certamen contó con 260 marcas (un 13% más que el año pasado), que mostraron más de 20.000 modelos a los visitantes, tanto de boda como de fiesta, y de calzado, íntimo, accesorios, etc. Las extranjeras suponían un 58% del total, con un alza del 8% sobre la edición de 2015, y procedían de 17 países.

Entre los visitantes hubo 400 compradores seleccionados por el Special Guest Program, llegados especialmente de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. La mayoría eran responsables de compras de grandes cadenas y grandes almacenes, distribución organizada, etc.

Marta Raich, presidenta del salón, había comentado antes de su inauguración: la semana de la moda nupcial de Barcelona constituye una plataforma de resonancia mundial y una ocasión única, tanto para los productores nacionales como para los internacionales, de mostrar sus creaciones a compradores de todo el mundo. También constituye una excelente herramienta para la promoción de los valores que conforman la moda nupcial hecha en España: calidad, diseño, artesanía y pasión por el trabajo y por la moda.

Expositores satisfechos por la internacionalidad del salón

Tanto el primer como el último día del salón de BBFW charlamos con bastantes expositores, sobre todo extranjeros. Su común denominador era su satisfacción por el nivel de internacionalidad de los visitantes del salón, aunque los países mejor representados eran relativamente distintos según la marca expositora. De todas formas, y a falta de los datos oficiales, nos parece que destacaron los procedentes de Italia, país que también aportó un buen número de expositores.

Vamos a repasar los comentarios de algunos de ellos, que también nos informan acerca de su estrategia creativa y comercial:

  • María Salas, diseñadora de Madrid. Su responsable de importación y marketing -Juan Gómez- se mostró bastante satisfecho del desarrollo del salón y confirmó que había mantenido contacto con profesionales de los 5 continentes.
  • Drap, uno de los más conocidos expositores de complementos, en este caso con sus bolsos para fiesta y ceremonia, que también muestran en otros salones de moda nupcial, como los de Milán y Düsseldorf. Después de unos años en que esta feria está mejorando -nos comentaron-, esta edición ha sido especialmente buena, por encima de las anteriores, que ya habían sido buenas.
  • Isabel Zapardiez. En su stand destacaron especialmente la visita de italianos, estadounidenses y portugueses.
  • Úrsula Mascaró. Fue quizá la excepción, porque recibió sobre todo a compradores españoles.
  • Bucharest Fashion District. Este stand estaba ocupado por un colectivo de 9 empresas rumanas, que exponían por tercera vez en la BBFW con el apoyo de su gobierno. La persona que nos atendió -de la marca Andree Salon, creadora de trajes de novia- se manifestó muy satisfecho con los contactos establecidos en el salón, aunque su stand estaba en una posición no demasiado favorable. Destacó que, a diferencia de otras ocasiones en que los visitantes van sobre todo a ver colecciones, en esta ocasión llegaban con buena disposición a comprar. Se quejó educadamente de los visitantes italianos porque -por lo menos en su stand- buscaban precios muy bajos (hasta 400 euros de precio al mayor), inferiores a los de su confección, que rondan una media de 700. Elogió, en cambio, a los compradores árabes (sobre todo de Dubai y Abu Dhabi) porque estaban dispuestos a pagar el precio que les proponían. Claro –añadió- que esos vestidos de novia que les han costado 700 euros los vemos después en sus tiendas a 3.000. A ellos les basta que sean de apariencia impresionante y con colas largas. Comparó su experiencia en Barcelona con la que habían tenido esta misma temporada en el salón de novias de Nueva York, donde la parte más importante de los visitantes procedía de Asia.
  • Saboroma, que es una marca estadounidense, a pesar del nombre italiano, que se debe a uno de los socios de la empresa. También elogió el número de visitantes italianos para quejarse a continuación de sus falsas expectativas en cuanto a los precios. La actitud de los árabes, en cambio, es muy distinta porque tanto ellos como sus clientes tienen mucho dinero. El coste de su presencia en el salón es importante, pero considera que les ha compensado. E -igual que muchos otros expositores- están bastante seguros de volver en la siguiente convocatoria, pero negociando un emplazamiento mejor.
  • Chic & Holland, que es una marca con apenas 6 meses de vida, establecida en Holanda pero con antecedentes y producción totalmente artesanal en India, concretamente en Delhi. Nos atendió la copropietaria de la empresa, que es la diseñadora. Ella, además de tener un MBA en un centro de alto nivel de Holanda, ha trabajado ya bastante tiempo en diseño. La ayuda su hermana, diplomada en el NIFT (National Institute of Fashion Technology), la principal escuela de diseño en India, con sedes en numerosas capitales del país. Su profesión les llega a ambas por herencia familiar. Su padre, que también había venido a Barcelona, ha trabajado muchos años y sigue trabajando como sastre en India, sobre todo para empresas exportadoras. Es el típico sastre indio, con una enorme experiencia en su trabajo. En la BBFW presentaban su primera colección, con unos precios (entre 100 y 200 euros) que les dio cierta vergüenza comentar, porque se dieron cuenta de que eran bastante más bajos que los de la mayoría de expositores. En el salón recibieron muchas visitas, sobre todo de empresas españolas e italianas.
  • Crystalline Bridals, otra empresa de nacionalidad holandesa, pero que produce artesanalmente en Turquía.
  • Jovani, una marca de Nueva York, donde Adriana Martínez –su responsable de ventas- nos comentó que era la primera vez que exponían en Barcelona, que estaban satisfechos con las visitas recibidas y que habían abierto ya un buen número de nuevas cuentas de clientes. Sus precios al mayor oscilan entre los 250 y los 400 euros.
  • Candy Kong, de la marca Lusan Mandongus, gestionada y fabricada en Hong Kong, con precios medios de mayor que oscilan en torno a los 700 euros, nos aseguró que exponían por primera vez en la BBFW porque les habían llegado muchas referencias positivas acerca del salón.
  • También charlamos con Darío Ho, diseñpador de Hong Kong, del que hemos visto varios desfiles en la Semana de la Moda de Hong Kong porque es uno de los diseñadores más prestigiosos de esa ciudad. Suele exponer desde hace 5 años en el salón Place Vendôme, de París. Sus precios de mayor están entre los 500 y los 1.000 euros.
  • Justin Alexander, donde nos atendió Rachel Escobar, es una empresa multinacional que lleva ya 16 años en el mercado español. La marca nació en Holanda pero hoy en día está presente en muchos mercados, sobre todo UK y USA.
  • Kenneth Wilson, uno de los propietarios de la marca británica Private Label by G., que lleva 46 años trabajando en el sector, exponía también por primera vez en Barcelona: soy muy feliz en este trabajo y en esta empresa porque siempre me ha gustado la moda nupcial y me he dedicado a ella de todo corazón. Él mismo nos señaló uno por uno a los visitantes que tenía en aquel momento en el stand: varios españoles, un alemán, un colombiano, etc.
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Pronovias cerró la pasarela de desfiles de BBFW.

Desfiles: comunicación visual de la BBFW

El programa de desfiles, con un total de 21 firmas que mostraron unos 500 modelos, tuvo la buena acogida habitual. El espacio era correcto, sobrio y funcional. Los asistentes prácticamente llenaron siempre el aforo disponible, algo mayor que en el pasado reciente. En general, vimos bastantes vestidos más bien ligeros e informales, con faldas largas, cortas y mixtas. Esto se vio, por ejemplo, en el desfile de Rosa Clará, que abrió la pasarela, cuya diseñadora señaló a la prensa que trabajan tanto para las novias más clásicas, que aspiran a un boda ceremoniosa con vestidos más bien voluminosos, y para las más modernas, que prefieren una ceremonia mucho más informal.

La tanda de desfiles del día 27 terminó por la noche con el desfile de Naeem Khan, el diseñador indio residente en Estados Unidos que fue el invitado estrella de la pasarela. Ofreció una colección de diseños espectaculares y de tejidos muy ricos, como corresponde a la tradición de su país de origen, pertenecientes a su colección para 2016, junto con algunos modelos para 2016/2017. Nació en Bombay en el seno de una familia que ya elaboraba vestidos para la realiza india. Muy joven se trasladó a Estados Unidos, donde en 2008 fue nombrado miembro del CFDA (Council of Fashion Designers of America). Actualmente sus creaciones se venden, entre otros puntos de venta, en las tiendas de Neiman Marcus, Bergdorf Goodman o Saks Fifth Avenue.

Al día siguiente desfiló la israelita Galia Lahav, nacida en Rusia, que ofreció una colección más sencilla y sobria de lo que calía esperar, porque se trataba de su línea N. 2 of GALA by Galia Lahava. Durante el desfilo oímos a una espectadora, asombrada por los lujosos vestidos que veía en la pasarela. Su acompañante le contestó con convicción: así ya se puede. No te puedes comprar uno de esos trajes por menos de 30.000 euros.

La moda para hombre –boda y ceremonia- estuvo solo representada por M&M y por Ramón Sanjurjo. El cierre de la pasarela correspondió a Pronovias.

Comentarios de la directora del salón

Estermaria Laruccia, directora del salón de BBFW, nos concedió unos minutos el domingo, último día del salón, para hacer balance de esta edición.

Pinker Moda (PM): ¿Cómo valora usted la oferta de esta edición y los visitantes que han llegado para conocerla?

– En cuanto a los expositores estamos satisfechos porque creemos que tenemos una muy buena representación del sector español e internacional, especialmente de su gama alta. No nos importa que falten proveedores de nivel bajo, con precios de batalla, porque -aunque tienen su sitio en el mercado y lo pueden tener en el salón- no es el perfil que buscamos para nuestros expositores. La BBFW está ya posicionada entre los más relevantes del mundo. Y esto es un orgullo: no en balde, la moda nupcial española es una de las mejores del mundo y la segunda exportadora, solo por detrás de China. No hay que olvidar que una de cada diez novias que se casan en el mundo viste un traje de marca española.

PM: ¿Y respecto a los visitantes? Nosotros hemos visto y oído a mucho, sobre todo italianos… 

– Respecto a los visitantes, todavía no tenemos las cifras finales, pero pensamos que su número y calidad mejora a las ediciones anteriores, que ya habían sido buenas. Nuestros mercados prioritarios, los que hemos trabajado para esta edición, son sobre todo Estados Unidos, Italia, Gran Bretaña y Alemania. Quizá a usted le da la impresión de que ha oído mucho italiano, pero es que los italianos hablamos muy alto y allí donde estemos siempre se nos oye.

PM: ¿Qué nos puede decir de la pasarela?

– También estamos muy satisfechos con ello. Es importante tener presente que la BBFW tiene dos patas: una es la comercial, instrumentada con el salón; la otra es la comunicación visual, que encomendamos a la pasarela. Hemos tenido en ella dos platos fuertes, que han sido las colecciones de Naeem Khan (que cubrían 2016 y 2017) y la de Galia Lahav. Además, hemos contado para la inauguración y para la clausura con Rosa Clará y Pronovias, dos de las marcas más potentes del mundo. Y en medio casi 20 creadores españoles, la mayoría ya bien conocidos en nuestro mercado.

PM: Cambiando ahora de tercio, y conociendo la evolución que ha sufrido Bread & Butter, ¿qué lecciones sacaron usted y Fira de Barcelona de la creación, evolución y desaparición de The Brandery?

– Fundamentalmente, que los proyectos pueden ir bien o mal, muchas veces dependiendo de circunstancias concretas no controlables por los organizadores, en este caso por la evolución de la economía española en general y del sector de la moda en particular. Y que, cuando se comprueba que algo no marcha, no hay que emperrarse, hay que asumir las cosas como son, guardar la carpeta de ese proyecto en un cajón y esperar a que las circunstancias le sean más propicias. En este caso, el expediente The Brandery sigue vivo en Fira de Barcelona. No ha muerto; solo lo hemos tenido que aparcar.

Actos paralelos de la BBFW

Entre los abundantes actos que tuvieron lugar en torno al salón de la BBFW queremos destacar la Barcelona Wedding Summit, de la que ya hemos informado a nuestros lectores. En ella destacó la presentación por parte de José Luis Nueno, profesor del IESE, del estudio Millennial Brides: nacer en los años ’80; casarse hoy, de lectura obligada para los profesionales del sector.

También destaca la entrega por parte de Gratacós de su Bridal Scholarship for the Talent, otorgado al proyecto más destacado presentado por los alumnos del curso sobre moda nupcial y de ceremonia del IED Barcelona. El premio recayó en Patricia Caylet, por una creación en color hueso, inspirada en formas orgánicas y desarrollada con un tejido con relieves sutiles, que estuvo expuesta, en versión moulage, en el Espacio Gratacós. Los mismos alumnos del IED organizaron la exposición Para Decir que Sí, con cinco vestidos de novia realizados por otros tantos alumnos, que fue mostrada en el Palacio Pignatelli, sede del Real Círculo Artístico de Barcelona.

Por otro lado, en el exterior del Pabellón 8, en que se celebró el salón y la pasarela, los visitantes pudieron contemplar una exposición fotográfica de Vogue Novias, con 24 imágenes de otros tantos vestidos, de fechas y estilos muy distintos. Todas esas fotos fueron publicadas en Vogue Novias España entre 1997 y 2016.

Y, como ya hemos indicado, en la entrada al pabellón 8 de BBFW estaba expuesto un vestido de novia creado por Pedro Rodríguez para la boda de Carmen Ensesa Brillas, hija de María Brillas, musa del diseñador, que se casó en mayo de 1953. Desde aquella fecha, este vestido no había salido nunca del seno de la familia Ensesa, donde volverá pasado el 1 de mayo. Su exhibición ha sido posible gracias a Hilda Bencomo, hija de Carmen Ensesa y actual responsable de sus colecciones de moda.

+ información: Barcelona Bridal Fashion Week