Herrera viste la primavera con la delicadeza de las láminas de botánica del siglo XVIII y la sobriedad y elegancia de algunas prendas coreanas tradicionales, como los espectaculares sobreros que usaban los hombres y que ha transformado en este desfile una pieza híper femenina.Se trata de una colección muy equilibrada, en la que propone un juego sutil de contrastes de color, texturas y gruesos, en la que adquieren protagonismo bordados de inspiración oriental, sobre todo en los vestidos de noche. En los pies, Carolina Herrera ha vuelto a confiar en la genialidad de Manolo Blahnik, que ha creado una pequeña línea en exclusiva para esta colección.En esta edición, Herrera ha sido nombrada como la diseñadora de la New York Fashion Week por la empresa patricinadora, Mercedes Benz.

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