Hohenstein: nuevos acabados textiles refrescantes
Un grupo de científicos del Instituto Hohenstein ha presentado un nuevo acabado textil que aporta un efecto de frescor en las prendas, dentro del proyecto IGF (AiF nº 18181 N) de I+D).
6.09.2016.- Tradicionalmente, la sensación de frescura describe una sensación producida por medios químicos sobre la piel humana, conseguida gracias a la actuación de receptores de frío en las terminaciones nerviosas cercanas a la superficie de la piel. Normalmente se consigue por medios físicos en los que interviene la evaporación de agua. Esta sensación resulta necesaria como el tratamiento de lesiones deportivas, en caso de picaduras de insectos o en otras situaciones que afectan a la piel como la esclerosis múltiple o la soriasis. Para ello muchas veces se utilizan cubos de hielo, agua fría, sprays, etc. Los tejidos refrescantes realizados con fibras tecnológicas también se basan en el efecto refrescante de la evaporación de agua.
Estos sistemas, sin embargo, tienen algunos inconvenientes, por ejemplo porque a menudo la piel se enfría demasiado, lo cual –en el peor de los casos- puede producir congelaciones o ampollas en la piel.
Los avances del Instituto Hohenstein
A diferencia de estos sistemas tradicionales, hay otras tecnologías más modernas que crean una sensación de frescor más moderada y difusa. El mentol, por ejemplo, tiene un efecto refrescante y reduce el picor. Últimamente se han desarrollado nuevas substancias químicas que actúan sobre los receptores del frío y que provocan una sensación más potente de frescura, tienen un olor neutro y con efectos más duraderos.
Ahora, los científicos del Instituto Hohenstein han desarrollado por primera vez un acabado textil que crea un efecto refrescante que está basado en derivados del p-mentano. Estas substancias tienen la ventaja de que, cuando son esparcidas en concentraciones bajas sobre pequeñas partes del cuerpo, tienen un efecto refrescante suave y duradero, incluso durante períodos de actividad. El equipo los ha probado en sustratos realizados con fibras naturales y sintéticas y con sus mezclas, en concentraciones del ingrediente activo, que van del 0,1 al 1%.
Siempre en contacto con la piel
En las pruebas con voluntarios, el uso de textiles acabados con estas substancias produjeron niveles muy diversos de percepción, ya que la sensación de frío depende no solo de la zona de la piel que esté siendo tratada, sino también de otros parámetros como el nivel de humedad de la piel y la topografía de la piel, e incluso de otros factores subjetivos de cada persona. Los investigadores realizaron incluso nuevos hallazgos sobre la diferente sensibilidad de diferentes partes del cuerpo.
El estudio también demostró que para conseguir el efecto refrescante los tejidos deben ser usados sobre la piel. Por eso, no sirven para prendas sueltas que no estén verdaderamente en contacto directo con la piel.
Al final, constataron también que la aplicación de estas substancias refrescantes (como el WS-.3 o mentil lactato) podría ser realizada incluso por pymes. Debido a los resultados alcanzados, además, nuevas investigaciones podrán revelar nuevas aplicaciones a textiles terapéuticos.