Moda sostenible: la otra cara de la moneda
Un informe de The Conversation UK analiza el posible efecto rebote en forma de sobreconsumo, provocado por acciones en moda circular y sostenible.
The Conversation UK ha publicado un estudio realizado por dos profesores de la Universidad de Birmingham que intentar desvelar las contradicciones del modelo de la economía circular en la moda, que se manifiestan en un sobreconsumo como efecto rebote.

La economía circular, con el modelo de reducir, reutilizar y reciclar, se ha promovido como una solución a la crisis ambiental. En lugar del modelo tradicional de fabricar, usar y tirar, la circularidad busca mantener los materiales en uso el mayor tiempo posible.
En el mundo de la moda, esto implica ir mucho más allá de los hábitos tradicionales de reparación y compra de segunda mano. Implica innovaciones como plataformas de alquiler, reciclaje fibra a fibra y herramientas que contribuyen a reducir los residuos en las cadenas de suministro.
Esto parece una situación beneficiosa para todos: menos residuos, menos materias primas utilizadas y menor huella ambiental. Sin embargo, estas innovaciones plantean otro problema para el medio ambiente.
Aumento del consumo y de la producción
El estudio citado muestra que las innovaciones en economía circular, especialmente en textil/confección, pueden desencadenar lo que denominan un efecto rebote contraproducente. En este caso, el consumo de ropa aumenta, amparado en el hecho que son prendas circulares y moda sostenible, lo que lleva en última instancia a una mayor producción industrial. Las mejoras en la eficiencia de las marcas reducen los costes y hacen que los productos parezcan más sostenibles a ojos de los consumidores, incitando a comprar más.
La ropa de segunda mano puede tentar a la gente. Y si las marcas de moda expanden su escala, su impacto ambiental negativo se amplifica, anulando muchos de los beneficios del reciclaje textil.

En concreto, los investigadores han encontrado un efecto de reacción en cadena de 1,6, una cifra sorprendentemente alta. Esto significa que por cada 1% de aumento en la innovación textil ambiental, habrá un aumento en la producción textil nueva del 0,6%.
La innovación está impulsando mayor producción. Lo que realmente necesita el sector es un efecto rebote por debajo de 1 (rebote parcial), o mejor aún, por debajo de cero (superconservación). Solo así se logrará la circularidad y sostenibilidad real.
Hasta ahora, ningún estudio había cuantificado el efecto rebote en el sector textil/confección, el segundo más contaminante del mundo. Consume alrededor del 20% del agua mundial, emite 1.700 millones de toneladas de CO₂ al año (aproximadamente el 10% de las emisiones globales) y genera 92 millones de toneladas de residuos al año. Menos del 1% de ellos se recicla en nuevas prendas. Esta dinámica implica la necesidad de mayor reciclaje y reutilización.
Cómo corregir este efecto rebote
Cuando se introduce una innovación de reciclaje eficiente, los costes de producción bajan. Los consumidores, atraídos por los precios más bajos y el atractivo moral de los productos sostenibles, aumentan sus compras. Las empresas ven oportunidades para expandirse a nuevos mercados. Pronto, los beneficios de la innovación se ven eclipsados por el aumento de la demanda, empeorando la situación del planeta.
Esto no significa que deban abandonarse las estrategias de economía circular para la moda, pero necesitan medidas de contención. Según el estudio de la Universidad de Birmingham, un impuesto pigouviano (impuesto sobre el comportamiento perjudicial) sería eficaz para minimizar ese aumento del consumo.
Cuanto mayor sea la mejora de la eficiencia derivada de las innovaciones circulares, mayor será el impuesto necesario para prevenir el consumo insostenible. En el caso de los textiles, se observa que un aumento del 10% en innovación circular requiere un impuesto mínimo del 1,25% sobre la producción para evitar ese efecto contraproducente. Un impuesto del 2,5% podría reducir el rebote a niveles óptimos.
Además, las innovaciones circulares más sólidas requerirían impuestos más altos. Otras herramientas políticas podrían ser la imposición de límites a la producción de ropa nueva, incentivos para una vida útil de los productos más extendida y medidas para fomentar un consumo verdaderamente sostenible.

Debate entre el crecimiento y los límites sostenibles
Los resultados del estudio plantean, de nuevo, la controvertida idea del decrecimiento. Contempla que empresas y población deberían reducir voluntariamente la producción y el consumo, para una verdadera sostenibilidad y un sistema sostenible a largo plazo. Esto implicaría un modelo más minimalista, basado en la reutilización y comprar únicamente lo que aporta valor. En el mundo de la moda, esto podría pasar por campañas que promuevan la reparación de la ropa y la reducción del consumo, respaldadas por políticas que guíen a los consumidores hacia estos hábitos más sostenibles.
El estudio citado es de los primeros en cuantificar el efecto en el consumo de la innovación en materia circular en el sector textil. Sus autores señalan que medir este efecto rebote es clave para que las políticas se apliquen en la práctica. La industria de la moda necesita respaldar sus promesas de sostenibilidad con evidencia, más allá de sus buenas intenciones.
Para más información: https://theconversation.com/sustainable-fashion
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