Dos grupos de investigadores de la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña) han desarrollado un método ecológico para producir seda artificial

4.09.2017.- El desarrollo de esta nueva seda artificial es el resultado de una colaboración entre el Melville Laboratory for Polymer Synthesis, del Dpto. de Química de la Universidad, dirigido por el Prof. Oren Scherman, y el Centre for Natural Material Innovation, del Dpto. de Arquitectura de la misma Universidad, dirigido por el Dr. Michael Ramage. Ambos grupos comparten su interés por los materiales naturales e inspirados en la naturaleza, sus procesos y sus aplicaciones.

Han conseguido crear un material que imita la seda natural de la tela de araña y que se hila a partir de un material compuesto en un 98% por agua. El hilo resultante –que es elástico, fuerte y sostenible- podría servir para fabricar tejidos, sensores y otros materiales. Recuerda las propiedades de una cuerda elástica en miniatura porque puede absorber gran cantidad de energía. Además, no es tóxico y puede producirse a temperatura ambiente, sin uso de solventes tóxicos y sin un consumo elevado de energía. De hecho, es una alternativa sostenible a los métodos convencionales.

Sus autores han hecho una presentación técnica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

El hilo de seda producido por las arañas es uno de los materiales más resistentes de la naturaleza. Los científicos han intentado imitar sus propiedades en numerosas aplicaciones y con grados muy diversos de éxito.

Universidad de Cambridge, seda artificial

Proceso manufacturero

Según este nuevo procedimiento, la fibra es hilada a partir de un hidrogel que se compone en un 98% por agua. El restante 2% es sílice y celulosa, materiales disponibles con facilidad en la naturaleza. Las dos partes quedan aglutinadas por una especie de esposas moleculares conocidas como cápsulas cucurbituril. La interacción entre ellas permite poder sacar fibras muy largas y finas del gel. Pasados 30 segundos, el agua se evapora dejando una fibra que es al mismo tiempo fuerte y elástica.

Aunque nuestras fibras no son tan fuertes como las de la tela de araña –asegura Darshil Shah, uno de los investigadores-, pueden resistir fuerzas de hasta 150 megapascales, una cifra similar a la de la tela natural y a las de otras fibras sintéticas, como la seda artificial o la viscosa de base celulósica, o el pelo humano o animal. Sin embargo, a diferencia de otras propuestas, la nuestra no es tóxica y su producción consume mucha menos energía.

Además de su resistencia, esta fibra se caracteriza también por una gran capacidad de amortiguación: puede almacenar una gran cantidad de energía como hace una cuerda elástica. Muy pocas fibras sintéticas tienen esta capacidad, que en algunos casos excede incluso a la de la seda natural.

+ Info: www.cam.ac.uk y www.arct.cam.ac.uk