Según el estudio “Microplastic pollution from textiles: A literature review”, los microplásticos consiguen escapar de las plantas de tratamiento de aguas residuales, llegan a los ríos y mares, son ingeridos por los animales acuáticos y acaban formando parte de nuestra cadena alimentaria.

13.03.2018.- Según dicho estudio -publicado por el Instituto Noruego de Investigación del Consumidor (SIFO) y difundido por la International Wool Textile Organization (IWTO)– entre el 20% y el 35% de los microplásticos liberados en ambientes acuáticos provienen del proceso de lavado de las prendas sintéticas que, a su vez, suponen más del 60%  de los textiles mundiales. En opinión del equipo de investigadores australianos y noruegos, usar ropa de calidad hecha con fibras naturales y reducir el número de lavados ayudaría a minimizar esta problemática.

Este estudio, encargado en 2014 con el objetivo de conocer más profundamente las consecuencias generadas por la liberación de microfibras textiles, ha sido financiado por Cotton Research and Development Corporation (CRDC) y Australian Wool Innovation (AWI). El informe alerta sobre la necesidad de adoptar políticas y desarrollar tecnologías que permitan reducir la liberación de microplásticos. Y es que, actualmente, las herramientas de control como el Higg Index de Sustainable Apparel Coalition no incluyen los impactos de la contaminación por microfibras en sus evaluaciones.

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Métodos de prevención

Las prácticas preventivas incluyen una menor frecuencia de lavado, el uso de programas más suaves y el alargamiento de la vida de la prenda. Aun así, la medida más efectiva para luchar contra los microplásticos consistiría en reducir el consumo de textiles y en usar prendas de larga duración (slow fashion), basadas en una mayor proporción de fibras naturales y biodegradables.

Diferentes tipos de fibra

Según el informe, “las fibras de origen vegetal se degradan de forma natural hasta convertirse en compuestos inocuos que devuelven al suelo o al agua los nutrientes esenciales para que los organismos sigan creciendo». La lana, por ejemplo, está hecha de queratina -proteína natural que ha evolucionado paralelamente a los mamíferos- junto con especies de bacterias y hongos. Estas características la convierten en un material que, a diferencia de las fibras a base de plástico, no es está sintetizado en un laboratorio sino que forma parte de la naturaleza des de hace miles de años.

Soluciones basadas en el consumidor

Como las soluciones reguladoras pueden llevar tiempo, Ingun Grimstad Klepp -autora del estudio- aconseja “emprender pequeñas acciones individuales para minimizar la contaminación por microfibras”. Entre ellas: lavar la ropa con menor frecuencia, usar detergentes más suaves, apostar por lavadoras de carga frontal con ciclos menos agresivos e invertir en prendas de alta calidad.

Asimismo, las firmas de moda pueden poner en marcha sus propias medidas para mejorar la situación. Un ejemplo de ello es la acción emprendida por la marca outdoor estadounidense Patagonia el pasado 2017: ofrecer información a los clientes que compran un artículo sintético sobre cómo cuidar la prenda para limitar el vertimiento de microfibras en el lavado.

+Info: www.iwto.org

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