La SBTi distinguía hasta ahora tres ámbitos de medición de las emisiones de CO2, en un método ampliamente cuestionado.
Hemos vivido ya varias polémicas importantes relativas a la gestión del impacto social y ambiental de las empresas. Ahora, nos llega uno nuevo referido al SBTi (Science Based Targets Initiative). Desde luego, no se trata de ninguna estafa en el sentido estricto de la palabra, aunque sí lo podríamos ver así por sus efectos en la opinión pública.
Tom Idle, fundador de la asesoría especializada en sostenibilidad Narrative Matters, ha hablado sobre ello en la página de Sustainable Brands.
Las grandes empresas deben medir cada año sus emisiones de carbono (y otras substancias) y comprobar si han alcanzado o no un resultado cero. Para ello, deben compensar las emisiones de carbono que generan con su actividad productiva, sobre todo a través del Climate Trade. Sin embargo, muchos expertos critican esta posibilidad porque implica que las empresas puedan compensar económicamente su mala gestión ambiental.
En todo caso, la situación se complica porque el cálculo de CO2 emitido resulta complejo, sobre todo cuando nos alejamos del centro de las empresas y llegamos a sus consumidores y fabricantes.
Los tres ámbitos para el cálculo del CO2
Ya desde el momento en que nació el sistema de control de emisiones, las autoridades acordaron medirlas en tres ámbitos distintos.
El ámbito 1 es el de las emisiones generadas directamente por la actividad propia de una empresa en sus instalaciones propias: producción, venta, oficinas, etc. En muchos casos -el de las empresas puramente comerciales- es un ámbito relativamente poco importante porque su actividad física es muy reducida.
El ámbito 2 corresponde a las emisiones generadas por la producción de la energía que una empresa usa o compra. La instalación de paneles solares y la obtención de energía renovable en lugar de utilizar electricidad generada con combustibles fósiles reduciría estas emisiones.
El ámbito 3 -que suele incluir por lo menos un 70% de todas las emisiones de una empresa- corresponde a emisiones indirectas, no producidas por la propia empresa. Abarca las producidas por los clientes que utilizan los productos de la empresa y por los proveedores que fabrican los productos que utiliza o vende. EL SBTi ha autorizado recientemente que también los resultados negativos en este ámbito puedan compensarse con la compra de derechos de emisión. Por supuesto, los intermediarios en el mercado de emisiones se han frotado las manos, porque aumentará su negocio. Para mayor INRI, esta medida ha sido promovida por el Earth Fund, de Jeff Bezos, que es uno de sus mayores apoyos financieros. Además, ha creado fuertes discrepancias dentro de la organización, que están dañando gravemente su reputación mundial.
¿Será posible la cuantificación y gestión del Ámbito 3?
Y aquí hemos llegado a la madre del cordero. A pesar del nombre de ese enredo (Science Based Targets Initiative), las cuentas de este tercer ámbito resultan casi imposibles. Algunos de sus expertos ya han declarado que su manejo no tiene nada de científico, porque resulta imposible:
¿Cómo puede saber una empresa las emisiones de un fabricante perdido por el sudeste asiático? ¿Y cómo sabrá el CO2 emitido por el usuario de una camisa, cuando la lleva a su casa, la lava, la plancha, etc.?
Y, todavía peor, ¿qué empresa invertirá en reducir sus emisiones, si puede compensarlas pagando o invirtiendo en proyectos conservacionistas?
De hecho, una gran parte de las empresas más importantes de todos los sectores consideran que el control de las emisiones del ámbito 3 es su mayor dificultad para alcanzar un auténtico resultado cero. El 20%, además, considera que se trata de un reto inasumible para ellas.
Los expertos consideran que una solución sería que esas empresas invirtieran directamente en proyectos conservacionistas, evitando el comercio con los derechos de emisión. Esos proyectos, sin embargo, también tienen su lado oscuro: ¿para qué reforestar zonas agrícolas si al cabo de pocos años los nuevos bosques desaparecerán debido a la actividad minera o agrícola? En resumen, la gestión del ámbito 3 constituye el principal talón de Aquilés de la SBTi. El papel lo puede aguantar todo, pero a menudo la realidad no se deja encauzar por él.
Es absolutamente imposible que una empresa alcance un resultado cero en su ámbito 3, si el resto de la economía no avanza en la misma dirección. Peor que eso: debido a los vaivenes políticos y económicos, la gestión ambiental de las empresas está condenada a vivir en una situación de confusión y frustración.
Para más información: https://sciencebasedtargets.org / https://climatetrade.com/es/inicio/
10.05.2024