STIB: su futuro depende del sector confeccionista español
Esta semana –del 20 al 22 de febrero- se ha celebrado en las Atarazanas de Barcelona la edición nº 32 de STIB, el Salón Textil Internacional de Barcelona, con unas 250 colecciones para 2018/2019, presentadas por 35 agentes. Se trata de un certamen caracterizado por la estabilidad de su concepto, por la seguridad mercantil que ofrecen los agentes expositores y por la innovación que aportan las colecciones.
24.02.2017.- Tanto el primer como el último día, vimos animación, consecuencia del convencimiento entre los expositores de que STIB es un salón necesario, que tiene sentido, a pesar de la evolución del mercado y de Internet. El primer día, charlamos brevemente con Carlota Morral, hija de Enric Morral, uno de los promotores del certamen desde sus orígenes, y miembro del Comité organizador, que tenía muy clara su opinión: STIB sigue teniendo sentido, más que nunca. Los expositores rara vez fallan, y los compradores tampoco.
Llamaron la atención del público varias colecciones de tejidos, bordados y aplicaciones de origen indio. La colección de Ventures, por ejemplo, está gestionada en España por Giralt Falero. El año pasado, su colección ganó en Première Vision Paris el Gran Premio del Jurado.Sushil Murarka, su propietario y director, estaba en el STIB, muy feliz con el recuerdo de ese premio y con la acogida que tienen sus artículos en España. También eran de origen indio la colección de aplicaciones de Anand Export House, representada por Nacartex; y la de Adishakti, en Ignasi Sierra, que el pasado septiembre expuso por cuarta vez en la sección de accesorios de Première Vision, con artículos para moda femenina, pero sobre todo para cocktail, noche y alta costura, con precios que oscilan desde los 5 a los 100 euros.
Llamó la atención el folleto-catálogo del salón, con una estética netamente streetwear. Los patrocinadores de este año, por otro lado, son significativamente tres empresas logísticas: la española Salvat Logística y las italianas Albini & Pitigliani y UBV Group.
En el fondo, dependemos de Inditex
La vida y el futuro del salón, sin embargo, dependen de la vida que le pueda dar el sector confeccionista español: en la medida en que su producción se externalice todavía más –sobre todo, por el progresivo control de las cadenas verticales en el mercado de la moda- los agentes textiles están condenados a vender menos tejido, salvo para solucionar urgencias y problemas sobrevenidos.
El último día del salón charlamos un buen rato con Enrique Morral, uno de los iniciadores del STIB y miembro durante mucho tiempo de su Comité de Dirección, que ve bastantes nubarrones en el horizonte: cada vez van cerrando más fabricantes confeccionistas (Caramelo, Yuste, Cardenal, etc.) porque el mercado está dominado cada vez más por los grandes grupos, a los que ahora se suman las plataformas online. Las chicas que trabajan en mi empresa reciben muy a menudo paquetes de Amazon, porque compran allí cosas que antes compraban en la tienda de la esquina de su casa. Compran barato, lo reciben en 2 o 3 días y, si quieren, lo devuelven. ¿Qué más se puede pedir? En confección femenina todavía quedan más fabricantes, pero en moda masculina, ya no. En resumen, cada día nos quedan menos clientes. Por eso, cuidamos a los pequeños pero esperamos sobre todo los pedidos de los grandes, los necesitamos para sobrevivir. Por cualquier lado que lo mires, dependemos de los grandes, sobre todo de Inditex.
Muchas calles comerciales de España son un desfile de marcas de distribución. La Puerta del Ángel, de Barcelona, está copada en buena parte por marcas del grupo Inditex, que cambian totalmente el mapa del sector. De hecho, en parte vivimos también de ellas cuando necesitan comprar en proximidad.
Pero todos, y sobre todo los clientes grandes, aprietan mucho los precios. Y no es porque quieran regatear. Es porque saben que, por ejemplo, una camisa la pueden vender a tanto. Entonces hacen el escandallo y saben que en el tejido se pueden gastar tanto. Y no hay más cera que la que arde. Y, ¡claro!, esto nos exige intentar conseguir unos precios más bajos por parte de nuestras representadas y reducir también nuestro margen comercial, que debería estar en torno al 5%, pero que a menudo dejamos en el 2,5%, que es el mínimo absoluto porque de lo contrario no podemos vivir. Nuestra empresa, que de hecho está formada por dos empresas distintas, tiene un coste fijo importante, con una plantilla media de 10 personas. Esto hay que cubrirlo, y, además, hay que generar un beneficio, aunque sea mínimo. Y que conste que ahora apenas tenemos gastos de desplazamiento. Preferimos que nuestros clientes vengan aquí al salón, o a nuestras oficinas. Solo tenemos otra oficina, que está en Arteixo, para cubrir el mercado gallego.
Enrique Morral, a sus 80 años, nos ha parecido siempre una persona joven, activa, optimista. Las charlas con él son siempre muy ilustrativas e instructivas. Mira, lo que a mí me mantiene así es la ilusión: ilusión por mi trabajo, ilusión por mis hobbies, sobre todo el golf, ilusión por la vida, etc. Quizá gracias a eso, y con todo lo que te he dicho sobre la situación del mercado, el número de solicitudes de muestrario que hemos rellenado aquí en el STIB mantiene el nivel de las últimas ediciones e incluso las supera un poco, y eso probablemente supone que después el nivel de pedidos de artículos se mantendrá a un nivel aceptable.¡No nos podemos quejar!
Futuro del STIB
Charlando con unos cuantos agentes expositores, la respuesta que obtuvimos fue unánime: este salón resulta imprescindible para el mercado español porque pone al alcance de los fabricantes confeccionistas las principales colecciones europeas de tejidos, y algunas que no son europeas (chinas o indias, por ejemplo). Y a nosotros nos simplifica y abarata el trabajo. Resultaría imposible coger el muestrario y pasearlo por toda España.
Enrique Corral añade al respecto: sí. Es un salón muy acertado, pero que tendrá vida en la medida en que los agentes textiles puedan seguir existiendo porque sigan vendiendo. Cuando casi no queden confeccionistas –ni siquiera de moda femenina- y no podamos vender tejido, tendremos que cerrar nuestras puertas.
De hecho, el salón se ha trasladado aquí desde la Llotja sobre todo porque aquí el coste es bastante inferior y, además, porque así estamos todos los agentes en un solo espacio al mismo nivel. Yo, que tengo un stand bastante grande, pago unos 7.000 euros por los metros cuadrados, el mobiliario y los servicios anexos. Otros agentes, con stands más pequeños, deben pagar entre 4 y 5.000 euros. Al mismo tiempo, hay que reconocer que STIB va reduciendo ligeramente el número de expositores, porque cada año cierran sus puertas algunos agentes. Es un proceso natural.
Nosotros, en nuestra empresa, hacemos ya una parte de nuestro negocio con prenda acabada. Es una forma de escapar al sino de los agentes textiles y de responder a los deseos de clientes nuestros, que ya no se conforman con comprar tejido sino que prefieren que les solucionemos el paquete completo. Veo con asombro cómo, dentro de este esquema, me llegan camisas de calidad para nuestros clientes a un precio unitario de 7 euros. No son porquería.
Adelanto del calendario
También charlamos con Enrique Corral sobre el inmediato adelante de Milano Unica al mes de julio: ¿qué crees que puede significar?
Yo no acabo de entender esos adelantos de fechas que hacen muchos salones, porque es pan para hoy y hambre para mañana. Es obvio que si los clientes compran los tejidos antes del verano, los utilizarán ya en las colecciones que estén haciendo ahora, por ejemplo las de otoño/invierno. Se comerán las novedades que los tejedores hayan creado para 2018/2019. Pero, ¿y si cambian las tendencias? Hay unos riesgos importantes. Y, por otro lado, ¿es pensable que los tejedores tengan las colecciones ya preparadas para esas fechas? Teóricamente podrían hacerlo, pero ellos dependen de los hiladores, que en general no tienen stocks porque no tienen un duro para pagarlos. Es muy bonito eso de acelerar el ritmo, pero implica montones de problemas prácticos que, al fin y al cabo, se traducen en problemas de dinero.
Lo mismo ocurre con eso del See Now, Buy Now, que están imponiendo los que no entienden el negocio industrial de la moda. ¿Cómo vas a tener a la venta los artículos que estás presentando hoy para la próxima temporada? Entonces ya no son los de la siguiente temporada sino los de la temporada actual.
Un taller rumano en la coste de Tarragona
Charlamos también con algunos visitantes, pero en esta crónica nos quedamos solo con una, que nos pareció ejemplar. Se trata de una señora rumana que había sido laborante químico en su país pero que vive en San Carles de la Rápita, en la costa de Tarragona, desde hace 15 años.
Allí ha creado con una hija suya una pequeña unidad productiva de moda, donde la hija se encarga sobre todo del diseño y la madre del patronaje y de la producción física de las prendas, que por ahora distribuyen entre sus amistades y a través de las redes sociales. Vamos a ir aumentando poco a poco la colección –nos comentó la hija-, pero por ahora nuestro canal de venta estará en las redes sociales, sobre todo Instagram. Queremos ir haciendo cosas y llevarlas allí. Con ayuda de Internet, la clienta nos puede transmitir sus medidas y nosotros le podemos elaborar una prenda perfecta a su gusto. Y, si alguna tiene problemas manejando el programa para el tallaje, nosotras la ayudamos. No tenemos ningún problema en dedicarle el tiempo que le haga falta.
Han encontrado, en suma, una fórmula para ofrecer confección personalizada a medida, distribuida exclusivamente a través de las redes, que les puede funcionar. Una de las razones para ello es la absoluta sintonía, personal y profesional, que vimos entre madre e hija. Esta última, además, ha hecho algunos viajes, por ejemplo a Austria, para estudiar el mercado y analizar posibilidades.
+ información: www.stibbcn.com