Si la producción de fibra natural se perfeccionó durante la primera revolución industrial, la sintética en la era química -de finales s. XIX hasta la década de los 80-, ahora, el plena era de la información, es el momento del desarrollo de los tejido técnicos.Así se especifica en un reportaje de la Tecnical Textile Markets, una de las publicaciones de la editorial técnica estadounidense Textiles Intelligence Limited, donde se señalan 4 áreas de desarrollo: la tecnología de la información, la biotecnología, la nanotecnología y los nuevos materiales elaborados a partir de recursos sostenibles.En el primero de estos campos, el de la tecnología de la información, la americana Venture Development Corporation estima que el volumen de negocio que puede llegar a generar la aplicación de sistemas informáticos en la ropa es de hasta 563 millones de dólares en el 2006, teniendo en cuenta que, en el 2002, alcanzó los 100 millones de dólares. Para este crecimiento, es clave que beneficios como acceder a un ordenador sin necesidad de utilizar las manos o tener acceso a la información al momento se ajusten a las necesidades del consumidor.Desde Venture Development Corporation se cree que la investigación y el desarrollo permitirán la consolidación del mercado de los tejidos inteligentes o interactivos en el 2006, contando con el interés del sector médico, del ejército, la seguridad pública, el campo del deporte activo y de las actividades al aire libre.

Los desarrollos en este ámbito avanzan con rapidez. France Telecom, por ejemplo, ha creado una pantalla de fibra de vidrio que se adapta al tejido, lo que permitirá que vistamos imágenes en movimiento. Todo esto permitirá a los fabricantes dar un importante valor añadido a las prendas, hasta el punto que se espera un boom comparable al del uso del teléfono móvil en los noventa.

Otro de los campos en el que se está investigando es el de la recepción y transmisión de todo tipo de información desde sitios lejanos a través de la tecnología inalámbrica. En este ámbito se buscan soluciones capaces de ofrecer diagnósticos médicos.En cuanto a la biotecnología y la nanotecnología, las predicciones de los científicos señalan que los desarrollos en estos campos permitirán alterar las características de casi todo tipo de sustancia y esto, desde un punto de vista comercial, ofreciendo a la industria la posibilidad de elaborar productos que se ajusten a las necesidades específicas del consumidor.También están se están introduciendo con fuerza en el mercado las fibras que nacen de la aplicación de la biotecnología en los cultivos de soja, maíz y algodón, y que cuentan con el apoyo del Consejo Americano de la Ciencia y la Tecnología Agrícola -un consorcio de científicos sin ánimo de lucro-, que acaba de publicar un informe destacando su seguridad medioambiental y los beneficios comerciales que puede aportar esta tecnología.Pero parece ser que es la nanotecnología la más revolucionaria, ya que sus aplicaciones potenciales no tienen límites. Se ha demostrado, por ejemplo, que usando esta tecnología un tejido puede llegar a ser tan resistente y tan duradero como el acero. La nanotecnología ya se está usando en fibras y tejidos e, incluso, ya se están comercializando prendas que la utilizan para repeler el agua en un 100%.De todos modos, predecir lo que va a pasar en el futuro es todavía arriesgado. Se espera que la acogida sea buena, pero las promesas que se han hecho alrededor de la nanotecnología han creado una especie de cortina de humo que, en realidad, no deja ver con claridad su auténtico potencial. La necesidad, por ejemplo, de materiales reciclables elaborados a partir de recursos sostenibles puede tener el mismo impacto que la nanotecnología, ya que los materiales que provienen de la industria petroquímica no tienen continuidad indefinida.

En este sentido, la producción de fibras sostenibles empieza a potenciarse. El polímero PLA derivado del maíz de Cargill Dow es uno de los ejemplos del trabajo que se está realizando en biotecnología. Por el momento, elaborada 140.000 toneladas anuales de este polímero en su planta de Nebraska y tiene la intención de abrir nuevos centros de producción específicos para esta fibra fuera de los Estados Unidos en tres año, lo que implica que, en el 2006, introduzca en el mercado hasta 560.000 toneladas de este polímero derivado del maíz.
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