LCI Barcelona vaticina el fin de Shein y el fast-fashion tal y como lo conocíamos hasta ahora y apuesta por modelos de empresas de moda más sostenibles y responsables.
Pocas semanas después del anuncio de la nueva plataforma de segunda mano, Shein Exchange, el centro educativo de diseño y moda LCI Barcelona cuestiona el modelo de negocio del fast-fashion e impulsa nuevas formas de moda más sostenible.
Este lanzamiento de la propia plataforma del gigante chino del low cost de segunda mano no llega ahora por casualidad. De hecho, aterriza poco después de la iniciativa pionera en Francia de impulsar serias medidas de control frente al fast-fashion. Aunque esté asunto quede ahora un poco pausado, frente al anuncio de elecciones en el país en julio tras los resultados en las europeas. Aún así, la propuesta francesa llegó en marzo pisando fuerte y ha conseguido dejar huella, en un sector y unas empresas que hasta ahora podían sentirse intocables.
El caso de Shein y su nueva plataforma de segunda mano no será algo puntual, comentan desde LCI Barcelona. De hecho, esperan que todo este tipo de marcas acaben reposicionándose para evitar quedarse fuera de las tendencias de una moda más responsable. La concienciación del consumidor ha aumentado, y la llegada de las nuevas generaciones es otra clave para la importancia de la sostenibilidad en la moda. Sin ir más lejos, Europa está impulsando medidas como el uso de etiquetas para la trazabilidad textil o la futura implantación del pasaporte digital.
Estel Vilaseca, directora del área de moda de LCI Barcelona, ha afirmado que «las empresas de ‘fast-fashion’ deberán reinventarse o reposicionarse si finalmente sigue adelante el paquete de medidas en los que ha ido trabajando la Unión Europea en los últimos meses«. Vilaseca ha apuntado a dos factores que ayudan a alargar la vida de los productos textiles. Por un lado, las innovaciones en el proceso de producción, y por otro, la concienciación de los consumidores.
Medidas propuestas
Francia, por ejemplo, ha propuesto la prohibición de publicidad para cadenas como Shein o Temu, que según sus diputados impulsan el consumismo desmedido. Asimismo, quieren que se aplique un gravamen para la comercialización de sus productos, poniendo trabas a la viabilidad de su negocio en el país.
«Las nuevas generaciones buscan algo más en la ropa, más valores. Está claro que las compras de ‘fast-fashion’ ofrecen grandes facilidades, gracias también a las nuevas plataformas de envíos y compras online y con unos precios imbatibles. Sin embargo, estos no representan el coste real de todo el trabajo que implica la creación y elaboración de prendas de ropa. Así, se apuesta también por la ropa de segunda mano y reciclada«, ha detallado la experta del centro educativo.
Según datos de AEMA y EPRS recogidos por el Parlamento Europeo, hay 500.000 toneladas de microfibras en los océanos. Estamos hablando de medio millón, que supone el 35% de los microplásticos liberados en el medio ambiente. Por otro lado, se calcula que entre el 2% y el 10% del impacto medioambiental en la UE lo produce la ropa.
En total, el consumo del textil en prendas para vestir ha crecido un 40% en pocas décadas. A mayor demanda, más producción y, por ende, más contaminación. Por ello, desde LCI Barcelona apuntan a la necesidad de recurrir a alternativas como la moda de segunda mano o hecha con materiales reciclados, para contribuir a reducir el gasto de recursos en todo el mundo.
Para más información: https://barcelona.lcieducation.com/es / https://exchange.shein.com