Transformers se queja de su excesivo número y complejidad y afirma que a menudo no cumplen sus objetivos. En su opinión, deberían aplicar un criterio único.

Kim Van der Weed, Directora de Inteligencia de la Fundación Transformers, ha redactado un informe sobre los problemas de las auditorías químicas. En recientes seminarios, además, ha puesto de relieve cómo la seguridad química voluntaria es innecesariamente complicada y lamentablemente ineficaz.

En Pinker Moda hemos tratado ya varias veces el tema de las auditorías y las consiguientes certificaciones, que despiertan abundantes quejas. Existe un número increíble de certificaciones, que suponen un gasto enorme en tiempo y dinero, y que a veces no resultan determinantes. Esta es una nueva queja, referida a las auditorías químicas, que resumimos para nuestros lectores.

Fundación Transformers, auditorías químicas

El caos de las certificaciones químicas

El informe de Van der Weed, publicado por Transformers, detalla cómo el caos de los productos químicos y los sistemas de certificación química están siendo aprovechados por las marcas y los detallistas como un diferenciador de mercado a expensas de los actores de toda la cadena de suministro.

Tenemos fatiga por todas las auditorías, dijo Romain Narcy, socio de la lavandería italiana Ereks-Blue Matters,en un seminario reciente sobre este tema. Él empezó con las auditorías sociales, siguió con los medioambientales y ahora está con las químicas, casi siempre con procesos repetitivos y un coste cada vez mayor para la empresa.

Isabel Tonaco, directora de SCTI (Sustainable Chemistry for the Textile Industry) reiteró que los datos pueden ser abrumadores. Un productor químico con 3.000 referencias debe cotejarlos con 350 MRSL (Manufacturing Restricted Susbtance List).

Esta fiebre por los datos ha provocado muchos problemas porque las empresas quieren mantener a salvo su propiedad intelectual, pero al mismo tiempo quieren asegurarse de que todos sus socios en la cadena de valor dispongan de datos fiables y significativos.

Narcy añadió que acaparar certificaciones es una forma de que las marcas puedan confiar en sus proveedores, pero también significa que ya no tienen la experiencia técnica suficiente en productos químicos y han de depender de ellas. Van der Weed añadió que, aunque las fábricas tengan más información que las marcas, tampoco son químicos. Más bien juegan al teléfono con sus clientes. Obtienen información de las empresas químicas, y luego hacen lo posible por transmitirla a las marcas y los detallistas, que a su vez fracasan totalmente a la hora de transmitirla al consumidor.

La conformidad química es una obligación, concluyó. Nadie debe poner en peligro ni comprometer la seguridad de los trabajadores, la contaminación ambiental y la salud y el bienestar de los consumidores.

Habría que llegar a una norma única

Sin embargo, el propósito de las auditorías químicas -y especialmente su conexión con la sostenibilidad- se ha ido difuminando con los años, señaló Tonaco en un seminario de Transformers. ¿Estamos impulsando realmente la sostenibilidad? ¿Nos van a ayudar las auditorías a alcanzar los objetivos climáticos que tenemos ante nosotros? No. Hemos trabajado para mitigar el miedo de la cadena de suministro a las sustancias tóxicas. Tenemos que cambiar esta mentalidad, colaborar, hablar con todos los integrantes de la cadena para asegurarnos de que no duplicamos más.

La única forma de tener éxito es crear una norma que sea igual para todos. Debemos jugar con las mismas reglas porque estamos en el mismo juego, afirma Maurizio Morosini, director comercial de Tonello.

Tras la publicación de su informe sobre auditoría química, Van der Weed dijo que las empresas químicas, las fábricas, los fabricantes y las marcas han manifestado que están preparados para hablar de esta posibilidad. Para llegar a ello, el sector del denim debe abordar, por ejemplo, el tema del permanganato de potasio y de la piedra pómez. Esto ya lo planteó Transformers dentro de su colaboración con el salón Blue Zone, que se celebra en Munich.

La piedra pómez es una fuente masiva de contaminación. Destruye el medio ambiente y la maquinaria. Es dañina para los trabajadores. Tenemos otras soluciones, pero –como es barata-, la seguimos usando. Nadie nos obliga a prescindir de ella. Lo mismo ocurre con el permanganato potásico. Es malo para el medio ambiente, pero lo seguimos usando –salvo honrosas excepciones- porque ninguna normativa lo prohíbe.

+ Info: https://www.transformersfoundation.org/

Pinker Moda

10.03.2023