Una de las novedades más intrigantes e interesantes del sector textil pasa por los tejidos que cambian de color, una avanzada tecnología de moda interactiva que presenta también ciertas limitaciones.

Los textiles que cambian de color -prometedores en algunos segmentos del sector confeccionista, por ejemplo en prendas de seguridad- se basan en materiales reactivos que alteran sus propiedades ópticas ante estímulos ambientales específicos. Son una de las innovaciones más destacadas en la conocida como moda interactiva.

Para el uso diario, los tejidos que cambian de color prometerían versatilidad.

Entre los mecanismos comunes de acción se incluyen:

  • Tintes termocrómicos, que cambian de color con los cambios de temperatura.
  • Materiales fotocrómicos, que reaccionan a la luz ultravioleta.
  • Recubrimientos electrocrómicos activados por corrientes eléctricas.
  • Estructuras fotónicas que manipulan la luz mediante patrones a escala nanométrica, como las alas iridiscentes de una mariposa.

La asociación americana de químicos y coloristas textiles, AATCC, recoge un artículo de la científica Nicola Davies al respecto. Incluye el testimonio de Sara Robertson y Sarah Taylor, cofundadoras de Sara+Sarah Smart Textile Design, estudio del Reino Unido que une ciencia y diseño.

«Los cristales líquidos termocrómicos no se comportan como los colorantes tradicionales: son menos estables, se desvanecen con el tiempo y van perdiendo su capacidad de cambiar de tono. Pero esa efimeridad también forma parte de su atractivo. Estos materiales imitan la naturaleza: se transforman, se mueven, cambian y, finalmente, desaparecen. Esa fugacidad abre nuevas formas de pensar el color en la moda.«

Más allá de la pasarela, los diseñadores exploran vestidos de noche que se adaptan al estado de ánimo, prendas deportivas que detectan cambios de temperatura, etc. Las tecnologías que cambian de color también aparecen en wearables para el control de la salud, en accesorios y cosméticos.

¿También para uso diario?

Para el uso diario, estos materiales prometen versatilidad. Una sola prenda podría tener múltiples usos, pasando de un tono discreto de oficina a un look de noche vibrante.

Si bien surgen prototipos y productos de nicho, incorporar textiles que cambian de color a colecciones de moda a gran escala es complejo. «La innovación a este nivel requiere colaboración interdisciplinar y apoyo continuo para pasar del concepto a un producto refinado y utilizable«, afirma Robertson.

Para el uso diario, estos materiales prometen versatilidad

Incorporar textiles que cambian de color a los armarios de diario no está exento de obstáculos. Uno de los mayores desafíos es su durabilidad. Estos materiales deben resistir las condiciones del mundo real, a través de innumerables lavados, exposición al sol y desgaste de la vida diaria.

Además, están el coste y la escalabilidad. Muchas de las tecnologías involucradas, como las tintas termocrómicas o los recubrimientos electrocrómicos, siguen siendo caras de producir. Esto limita por ahora su uso a piezas únicas o de nicho.

La integración del diseño es otro factor. Los procesos de fabricación textil existentes no fueron diseñados para manejar elementos adaptables, lo que a menudo requiere replantear cómo se imprimen, tejen o terminan los tejidos. Los diseñadores y fabricantes deben encontrar formas creativas de incorporarlos sin sacrificar comodidad, usabilidad o atractivo estético.

También está la cuestión de la comprensión del consumidor. Los tejidos que cambian de color no son habituales. Cambian con el tiempo. Ayudar a las personas a comprender que la adaptabilidad y la posible imperfección forman parte de su concepto es tan importante como acertar con la tecnología.

Sus limitaciones: sostenibilidad y longevidad

La sostenibilidad es fundamental para el futuro de la moda. ¿Pueden los textiles que cambian de color ayudar a reducir el consumo excesivo? Las creadoras de Sara+Sarah Smart Textile Design, se muestran optimistas, aunque con cautela. «Vemos potencial, pero cuando se explora más a fondo, surgen contradicciones y complejidades. La durabilidad de esos nuevos materiales no es todavía comparable con la de los tejidos y tintes convencionales».

Algunos diseñadores imaginan prendas que evolucionan según las necesidades de sus usuarios. Otros recurren a biomateriales y pigmentos a base de algas para crear alternativas ecológicas. La investigación sobre el color estructural -que sustituye a los tintes químicos- resulta especialmente prometedora. Empresas como Sparxell están explorando pigmentos a base de celulosa que ofrecen efectos iridiscentes sin el impacto ambiental de los pigmentos sintéticos.

«Nuestra relación con las prendas va más allá de la función. Color, estampado y elementos como la textura y el tacto influyen en cómo nos sentimos con lo que vestimos. Las prendas que cambian de color o estampado con el tiempo son atractivas, pero hay una delgada línea entre algo que se siente como una novedad y algo que se gana un lugar en los armarios.«

El maquillaje termocrómico y tintes para el cabello que van cambiando de color demuestran cómo las experiencias efímeras pueden cautivar la imaginación. Conceptos similares están surgiendo ahora en la indumentaria, con piezas experimentales exhibidas en las Semanas de la Moda de Londres, Helsinki y Tokio.

Investigación sobre los textiles que cambian de color

Los textiles que cambian de color representan un esfuerzo internacional. Investigadores de la Universidad de Aalto, en Finlandia, por ejemplo, están explorando la nanocelulosa y los recubrimientos coloreados estructuralmente para crear textiles electrónicos sostenibles. En Japón, algunas empresas combinan el tejido tradicional con fibra óptica de vanguardia. En Europa, la innovación en textiles que cambian de color está cobrando impulso. Start-ups y estudios de diseño han creado ya prototipos funcionales que presagian un futuro en el que los tejidos pueden comunicarse, adaptarse y responder a su entorno.

De cara al futuro, la próxima frontera podría ser la fusión de la biotecnología con textiles adaptables: materiales que pueden crecer, autorrepararse o cambiar de color. También existe potencial en la fusión de la realidad aumentada con la moda física. Las prendas pueden mejorar mediante superposiciones digitales.

Para más información: https://www.aatcc.org/

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