Sandra Roos: estudio sobre la sostenibilidad de la moda
Sandra Roos ha dedicado cinco años de su vida a una tesis doctoral, que acaba de terminar en la Chalmers University of Technology, de Gotemburgo (Suecia), dentro del marco del programa Mistra Future Fashion.
3.04.2017.- En su tesis, Sandra Roos estudia las consecuencias medioambientales del sector de la moda, teniendo en cuenta 30 etapas diferentes de su proceso de producción (desde la materia prima hasta el acabado de las prendas y su comercialización), los hábitos de los consumidores, etc.
Los materiuales textiles y su proceso manufacturero
El resultado que nos interesa aquí a nosotros son las conclusiones más interesantes del trabajo, algunas de las cuales son ya bien conocidas por los profesionales de nuestro sector. Una de ellas es el gran impacto ambiental que provocan los cultivos algodoneros por su gran consumo de agua y de insecticidas. Otras, en cambio, son más novedosas.
Hasta ahora, la mayoría de los estudios sobre la huella medioambiental textil estaba basada en los diferentes tipos de fibras usadas (algodón, lana, nylon, poliéster, etc.). La huella medioambiental de los artículos confeccionados, sin embargo, depende menos del tipo de tejido usado que del proceso al que se somete la materia prima, y especialmente de los productos químicos usados en él.
En todo caso, resulta obvio que las materias primas celulósicas (viscosa, modal, lyocell) son mucho menos agresivas para el medio ambiente que las restantes materias primas naturales o artificiales.
El estudio de Sandra Roos también se detiene en las consecuencias de la logística del sector y de los hábitos de compra, donde hay alternativas que podrían reducir la huella.
Los hábitos de compra también pueden ser dañinos
Uno de los consejos de Sandra Roos a los usuarios finales es que, si quieren reducir la huella medioambiental, deberían usar durante más tiempo las prendas que compran. En los países industrializados solo una pequeña parte de las prendas compradas se llegan a usar entre 100 y 200 veces, que es el periodo de tiempo que normalmente aguanta una prenda en buenas condiciones. En Suecia, por ejemplo, los consumidores compran una media de 50 nuevas prendas anuales, que es imposible que usen durante ese número de veces. En Estados Unidos y en el resto de países europeos las cifras son bastante similares.
El exceso de compra de prendas y su uso durante bastante menos tiempo del que sería lógico, se podría compensar con la donación o venta de las prendas cuando ya no queremos utilizarlas. Esta estrategia, sin embargo, tampoco resuelve mucho porque en el mundo hay un enorme exceso de prendas que, al fin y al cabo, nadie va a aprovechar.
El coste medioambiental de la compra
Otro aspecto clave es la logística de la compra, especialmente si los consumidores usan el coche para ir hasta la tienda o el centro comercial, donde compran esas 50 prendas anuales. El efecto invernadero producido por estos traslados es más importante de lo que normalmente pensamos.
Desde el punto de vista medioambiental, una alternativa efectiva es la compra online, que reduce significativamente el uso del coche. Tiene, sin embargo, el inconveniente de que favorece la devolución de prendas, que ocasiona una costosa logística inversa. Muchas veces, además, las marcas ya no devuelven a las estanterías las prendas que han sido devueltas.
El lavado y secado de las prendas
El lavado de las prendas también tiene consecuencias. El calentamiento del agua de la lavadora no resulta demasiado importante en comparación con otros factores que ya hemos comentado. Es más importante el hecho de que el lavado desgasta las prendas, reduce la duración de su uso y exige reposiciones más frecuentes. El secado en una secadora también maltrata los tejidos y acorta la vida de las prendas.
El consumidor puede mejorar la situación, eligiendo prendas con tejidos más ecológicos y sostenibles. En el caso del algodón destacan algunas etiquetas muy útiles desde el punto medioambiental como la BCI (Better Cotton Initiative) o GOTS (Global Organic Textile Standard). De todas formas, hay que tener en cuenta que solo se refieren a la materia prima en sí misma y no al tratamiento al que se someta.
El proyecto Mistra Future Fashion
El proyecto Mistra Future Fashion pretende ayudar a crear un futuro más sostenible para el sector de la moda en Suecia. Funciona gracias a la colaboración entre un grupo de empresas suecas de moda y otro de investigadores del mismo país. Actualmente está desarrollando una herramienta para que los confeccionistas puedan conocer con precisión su impacto en el medio ambiente y tomar medidas para reducirlo, que debería estar lista antes de finales de año.
Financieramente, el proyecto depende fundamentalmente de Mistra, una fundación para la investigación estratégica del medio ambiente, con un presupuesto total de 11.600.000 euros. Nació en 2011 y ahora está ya en una segunda fase que cubre el periodo entre 2015 y 2019.
La universidad tecnológica Chalmers, radicada en Gothemburgo (Suecia), realiza tareas de I+D e imparte cursos en tecnología, ciencia, arquitectura, etc. con una preocupación prioritaria sobre la sostenibilidad del futuro.
+ Info: www.chalmers.se/en y mistrafuturefashion.com